viernes, 3 de abril de 2015

¿CUÁL ES EL PLAN DE DIOS PARA LOS PADRES Y LOS HIJOS DE HOY?


Esta pregunta fue el título de una reflexión que me pidieron compartir con varias familias que participaban en un retiro de crecimiento espiritual.  Aunque en un inicio pensé que no era posible que el ser humano, con sus limitaciones, pretendiera ingresar al corazón de Dios para  conocer lo que Él quería para cada familia, en un momento de oración obtuve la claridad que necesitaba para comenzar a construir la reflexión, obviamente tomando como base su palabra.

Al revisar las sagradas escrituras, el primer texto bíblico que vino a mi mente fue el  Evangelio de San Juan 20, versículo 19. “Aquel domingo por la tarde, estaban los discípulos reunidos  en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: la paz esté con ustedes.”

Amigos y amigas que me acompañan en la lectura de estas reflexiones, debo decir, a partir de este pasaje que lo primero que quiere  darle el Señor a las familias es la posibilidad de vencer el miedo a partir de la  paz que Él nos regala.  Como familias no debemos tener miedo porque el Señor está con nosotros. Sé que en el mundo hay muchas dificultades, sé que el mundo ofrece muchas alternativas para que nuestros hijos se desvíen,  pero hoy el Señor nos dice que si permanecemos unidos como familia  Él nos va a regalar su paz y nos va a ayudar a vencer ese miedo, eso es lo primero.

Además de permitirnos vencer el miedo,  tú y yo como miembros de la familia, debemos tener claro que la  pareja (papa y mamá) han sido formadas por Dios para que sean  ayuda y compañía mutua.  Génesis 2, 18.21. 23-24. “ ...Luego el Señor pensó no es bueno que el hombre esté solo; voy a proporcionarle una ayuda adecuada. El Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y mientras dormía sacó de éste una costilla y de allí formó a la mujer  y Dios se la presentó al hombre. Al verla el hombre dijo: esta sí que es carne de mi carne. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre  y se une a su mujer y los dos son como una sola carne.”  

Si bien el texto del Génesis es un relato de fe, lo cual quiere decir que  no es que las cosas hayan ocurrida de manera cómo lo presenta el texto bíblico, éste, sin embargo,  nos enseña que desde el inicio de la humanidad nuestro Padre Dios ha querido que los esposos sean uno, que se acompañen y se ayuden.  Si queremos encontrar argumentos para conocer ¿Cuál es el plan que tiene Dios para los padres y los hijos?  Además de ayudarles a vencer el miedo, Dios quiere que  las parejas  que están al frente de las familias dejen las peleas sin sentido, las rivalidades, los egoísmos y  descubran  que han sido llamados por Dios a la convivencia en paz y para que sean compañía y ayuda mutua. Sólo cuando las parejas tomen conciencia de esta realidad podrán enfrentar los males que aquejan a los hogares de hoy.

¿Cómo hacer realidad  ese  llamado que nos hace el Señor?  En la carta de San Pablo a los Efesios,  capítulo 5, 21-22. 25 encontramos algunas claves: “ténganse respeto mutuo. Que las mujeres respeten a sus maridos  como si se tratase del Señor.  Maridos amen a sus esposas como Cristo amó a su iglesia.”  Además  en el verso 28 del capítulo 5 de Efesios encontramos lo siguiente: “ maridos amen a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.”  Dos palabras claves  encontramos aquí,  las cuales serían elementos adicionales para descubrir el plan de Dios para las madres y los hijos.    Lo primero es el respeto mutuo y segundo el amor mutuo. Las parejas están llamadas a amarse y a respetarse, si no hay respeto y amor, es muy difícil que puedan permanecer  unidos y que haya paz entre ustedes.  Cuando tu amas a tu cuerpo, lo cuidas lo alimentas, lo tratas bien. De igual manera debemos amar, cuidar  y proteger a nuestra esposa.

Colosenses  en el capítulo 3, versículo 8 nos dice: “aparten de ustedes  todo lo que sea ira, indignación, malicia,  injurias y palabras groseras.”   Es normal que dentro del matrimonio haya divergencia, que haya posiciones encontradas ante acontecimientos que les afectan a ambos, sin embargo esas divergencias se  pueden conciliar con la escucha, la argumentación y el análisis. Cuando hay argumentación se pueden encontrar mejorares soluciones a los problemas. Y a estas soluciones se puede llegar sin iras, sin groserías, sin malicias ni injurias como lo dice San Pablo en esta cita.

Colosenses 3, 20 dice:” hijos obedezcan a sus padres porque es lo que agrada ver entre los cristianos. Padres no irriten a sus hijos.” De alguna manera el Señor quiere que cada miembro de la familia aporte con su conducta, con su manera de ser y con su vivencia de la palabra a la estabilidad del hogar. Sí es posible construir familias, sí es posible construir familias en las que reine la fe, sí es posible conformar familias unidas en el amor. Ese es el plan de Dios para los padres y los hijos.

Hebreos 20, 25 nos conmina a permanecer unidos en oración y en la lectura de la palabra. Sólo cuando nos congregamos en torno al Señor y su Palabra podremos   obtener todo lo anterior para que nuestra familia sea un espacio de bendición y de crecimiento para todos.


Oremos.  Señor, pongo en tus manos a todas las familias que han leído  esta reflexión, permite que tu palabra sea luz para su caminar  en este mundo y alimento para su alma. Que Tu seas el centro de sus vidas para siempre. Amen.