Como bien se sabe los seres
humanos siempre vamos a estar en relación con los otros, es decir, no somos
islas. Estas relaciones se dan en distintos
niveles y en distintos espacios. Tenemos
entonces relaciones familiares que son las que construimos en el hogar todos
los días y desde cuando somos niños o niñas. Estas relaciones perduran para toda la vida. Aunque nos sintamos a gusto o no, hemos nacido en el seno de una
familia con su propia historia, con sus costumbres y tradiciones y hemos venido
a sumarnos a ese grupo. Es posible que
en la medida en que uno crezca como persona
pueda estar en desacuerdo con la forma como nuestros familiares han
construido su historia, pero eso no me desliga de la misma, porque formo parte de ella. En estos
casos más que ubicarme en el otro
extremo de los que critican esa historia y esas costumbres, me debo sumar para
ayudar a construir nuevos valores, nuevos hábitos y nuevas formas de ser. Con ellos,
insisto, tendremos relaciones por
siempre.
El segundo nivel son las relaciones que se construyen con el vecindario, es decir con las personas que
coinciden con nosotros en el sector de nuestra residencia; pero también con los compañeros de la escuela, de la universidad, con los compañeros de
trabajo, con las personas con las que coincidimos cada día en el autobus o en
el estacionamiento. En fin, cada
espacio, cada experiencia diaria, nos
permite entrar en contacto con los demás. Ahora bien, en medio de tantas circunstancias
que me llevan a entrar en contacto con personas
de distintas costumbres surgen varias
inquietudes: ¿Cómo conseguir un amigo verdadero? ¿Cómo se construyen relaciones
de amistad que sean sólidas y duraderas?
Además ¿Qué aspectos influyen para que unas
relaciones de amistad sean más fuertes y
más cercanas que otras? ¿Cómo saber si
un amigo o una amiga en realidad
le interesan mi amistad y lo que soy como persona y no lo que pueda ofrecerle?
Considero que más que lanzarme a la
conquista de mejores amigos, de amigos que me valoren, que me den su tiempo, y estén dispuestos
a compartir sus experiencias conmigo. Debo
primero esforzarme yo en ser un buen amigo y eso es fácil si tengo en cuenta las siguientes recomendaciones:
-
Debo
interesarme por las otras personas. Más que esperar que el otro se interese en mí, debo tomar la iniciativa
de saludar primero, de ser solidario primero, amable, cordial. No olvides que
la Palabra nos recuerda que no hemos venido al mundo a ser servidos sino a servir.
Para ellos está claro que debo tomar la iniciativa.
-
Estar
dispuesto a ayudar siempre. Una
buena amistad puede comenzar a
construirse o se puede fortalecer en la medida
en que soy parte de la solución de los problemas que aquejan a la otra
persona. Muchas veces
nos interesamos por el otro, pero no aportamos nada, no ayudamos a nada.
En este segundo nivel debemos lanzarnos a la aventura de proponer, de construir, de compartir incluso
lo poco que tenemos para que el otro
viva mejor. Nuestro tiempo, nuestra compañía
y por qué no, parte de nuestros
recursos.
- Tener
presente las fechas especiales y celebrar con ellos. Una llamada para felicitar
en su cumpleaños, un ramo de flores ó un detalle, por sencillo que sea, hace
que la otra persona sepa que le apreciamos y nos alegramos con sus celebraciones.
Eso ayuda.
-
Acompañarlos
y estar ahí en los momentos de dolor y de dificultades. Se dice que los verdaderos amigos se prueban en los momentos en que hay problemas.
Más que esperar que los amigos vengan a acompañarte en tus problemas, ve
primero y comparte con ellos en sus momentos de tragedia, de pérdidas y fracasos.
Ten la certeza de que todo el bien que hagas con alguien necesitado el Señor te
lo premiará con el paso del tiempo.
- Orientando
y siendo luz para el otro sin invadir sus espacios. Esto
significa de que debemos estar dispuesto a orientar y a aconsejar, siempre y
cuando la otra persona nos permita hacerlo o sobre todo que nos pida
hacerlo. No podemos jamás invadir los
espacios de intimidad de la otra
persona, ni mucho menos pretender que ella actúe conforme a lo que yo
considero. Si me pide orientación lo hago, pero es a ella o a él a quien le
corresponde actuar en libertad.
- No
abusar de la amistad y siendo responsable y cumplidor de los compromisos que se adquieren. Esto
me parece clave. Si queremos construir relaciones de amistad sólidas y verdaderas jamás debemos abusar de la confianza que nos brindan nuestros
amigos. Hay que devolver lo que nos
prestan antes del tiempo en que la otra persona lo espera y hacerlo en las
mejores condiciones. No debemos invadir
sus espacios. No tomar lo que le pertenece al otro sin permiso. En fin, en este
sentido hay tanta tela por cortar, pero considero que lo señalado resume
todo. No abuses de tus amigos.
- No
hacer acepción de personas.
Los amigos no se pueden buscar por lo que tienen para brindarnos, porque
los seres humanos somos individuos en permanente crecimiento y construcción, y
es posible que esa persona que no valores hoy, porque no tiene nada que ofrecerte,
mañana sea un profesional exitoso. Que
agradable es estar al lado de ese amigo a quien hemos visto crecer tanto personal como profesionalmente. Son amigos
para siempre.
Ahora
bien ¿Qué aspectos influyen para que unas
relaciones de amistad sean más fuertes y
más cercanas que otras? Hay muchos
aspectos pero podríamos destacar solo algunos por ejemplo: la coincidencia en gustos por algunos temas específicos
como el deporte, la música, la literatura, rumba u otra actividad en la que la otra persona se identifique con lo que
nosotros disfrutemos. La confianza que
me inspire la persona. Eso no hay
que discutirlo, hay algunas personas que inspiran y generan más confianzas que
otras. Las amistades se construyen a partir de relaciones de confianza y
fraternidad. La confianza que me inspire
para dejarle ingresar a mi vida, a mi
casa, a mi espacio, serán fundamental para iniciar una buena relación de
amistad. La transparencia y coherencia de sus actos. Todo lo que haga o diga un individuo deja
huellas para bien o para mal. Lo ideal
es que las huellas que deja alguien al pasar por nuestra vida, o por la vida de
los otros, vaya en sintonía con lo que esa persona dice que es. Si alguien dice ser honesto, toda su vida
debe estar traspasada por la honestidad. Si alguien dice que es creyente, todo
lo que haga o diga debe reflejar su condición de creyente. Yo no puedo actuar de
una manera en un lugar o en unos espacios y de otro formar en otros espacios,
eso es incoherencia. Hay más
posibilidades de ganare amigos si hay
coherencia entre lo que hago y digo. La
disponibilidad a nuestro llamado.
Los amigos están disponibles no sólo para celebrar con nosotros, sino que atienden nuestro llamado cuando los necesitemos.
Se pone la camiseta con nosotros y meten su hombro para sacarnos del barro cuando
ven que nos estamos hundiendo.
Por último ¿Cómo saber si un amigo o una amiga en realidad
le interesan mi amistad y lo que soy como persona y no lo que pueda ofrecerle? En ese sentido la Palabra de dios es
contundente cuando dice que si tienes
una nueva relación de amistad, debes ponerla a prueba para sí está dispuesto estar contigo en las batallas y en las derrotas. Pero también para ver si
es capaz de frenar o de hacer rodar un comentario negativo que se haga en
contra tuya. Hay muchas formas de poner en prueba a nuestros amigos. Clamo a Dios
que te de la sabiduría para que puedas
conocer más y mejor a tus amigos. Bendiciones
y gracias por tu amistad.