lunes, 14 de junio de 2021

MÚSICOS QUE LE DAN LA GLORIA A DIOS.

Celebro que cada día   se incorporen al cantoral católico nuevas   canciones  que contribuyen  y dinamizan la  misión evangelizadora  de nuestra Iglesia Católica.  Sacerdotes y sobre todo, muchos laicos,  se han arriesgado a  escribir, musicalizar y a interpretar  sus propias canciones. Hay unos que sólo crean las  letras para que otros las  interpreten.   Diría, sin temor a equivocarme, que ese  ejercicio creativo  ha sido más prolífica  en el último cuarto de siglo, es decir, desde mediado de los años noventa en adelante.   También, con absoluta seguridad,  debo decir que la experiencia de la Renovación Carismática Católica ha propiciado  ese impulso de la música cospel católica. 

 

Para la explosión creativa del último tiempo, fue muy valioso  el aporte  inicial dado por  figuras del género como el padre José Fernández de Oliveira, SCJ, más conocido como padre Zezinho,  quien   ha sido  pionero en este género  y que desde el año 1968  comenzó su interés por  este tipo de  música, ò  el sacerdote español Cesáreo Gabarain  Azurmendi  autor e intérpretes  de temas como Pescador de Hombres  y el hermano Francisco, entre muchos otros, que vieron la luz  entre los sesenta y setenta y otra figura como  Luis Alfredo Diaz Brito,   quien nació en Uruguay  y   a los 16 años viajó a España. Hoy día con una carrera de más de  cuarenta años dedicado a la música católica fue el primero en componer una canción Carismática en español  en el año 1976 cuyo nombre es  Ven Espíritu Santo. Se debe destacar el gran aporte  realizado por la cantante Puertorriqueña, Martha Reyes,  quien con más de treinta producciones   llevó  sus conciertos  a toda  América, África y Europa. También el padre Lucas Casaert, sacerdote     Belga   radicado en Bolivia. Desde temprana edad, alternaba su sacerdocio con la composición e interpretación musical. Laicos como Francisco Palazón de España, Lorenzo Florián, Chiquito  Villalba, Cesáreo Gabarain de España, Gladys Garcete, entre otros.

 

Si bien al lado de estas figuras surgieron otras de menor reconocimiento, los integrantes de este grupo fueron los que abrieron el camino para los que llegaron después.    Desde los años setenta y ochenta en la medida en que la Renovación Carismática se  expandía se iban formando pequeños ministerios de música que a nivel parroquial acompañaban en la animación de las reuniones.    Esto sucedía paralelamente en muchos países. El servicio se prestaba sin mayores pretensiones por parte de los cantantes quienes se presentaban  en la mayoría de los  casos, acompañados con una guitarra acústica hasta que, animados  por la proliferación y el éxito de las bandas musicales de otras experiencias religiosas cristianas, distintas a la iglesia católica, surge  la inquietud y el interés  por elevar el nivel   de la interpretación  para hacerlo  profesionalmente.

 

En los noventa se dan a conocer     figuras como Martín Valverde, Rafael Moreno, Ministerio Alfareros, la hermana Glenda, esta última, en sus primeros años, llevada de la Mano de Luis Alfredo Diaz, Daniel Poli, en Argentina,  Luis Enrique Ascoy en Perú,  Guillermo Valencia desde Colombia,  la misma Gladys Garcette  de Paraguay;  Félix Pimentel, Ambiorix Padilla, Luis Ramón Polanco, Neil Vélez, Elvira Piña, Alberto Díaz   y Angolino entre otros.

 

 El Éxito de sus presentaciones   animó  a nuevos músicos a  participar en encuentros espirituales fuertes a través de Seminarios de Vida en el Espíritu, grupos de oración, retiros de  conversión   etc,   y  al mismo tiempo a que se interesaran en la exploración de este arte  que por fortuna   se ha convertido en fuentes de ingresos y en posibilidades de ser reconocidos  a nivel internacional como músicos de gran calidad.  Hoy día, con las posibilidades que ofrecen las redes sociales, ha habido un crecimiento exponencial en nuevas figuras. De este tiempo,  destacamos a  Celinès Díaz y Kaìry Márquez   de República Dominicana; a  Athenas de Argentina; Silvia Mariela de Paraguay,  Joan Sánchez,  Jon Carlo, también de República Dominicana, Fuego Santo,   Ziza Fernández y el padre Marcelo Rosi de  Brasil,   Sandra Salas  y Paulina Rojas de Chile; Adriana Ramírez, Alfredo Acosta, K-risma Celestial, Carisma Verde, Fredy Córdoba, Ministerio Hosanna, Fuerza de Dios, Jóvenes del Espíritu Santo, Grupo Motivos, Issa María, la Santa Banda,  el padre Andrés Barrera, Yuly & Johs, Lexus, Nana Angarita, Martha y Vicente Arroyo, Luz Karine Echeverría, Byron Benites, Carolina Herrera, Ministerio Renacer, Julio Lobo  y la Señal de Colombia;   Itzel Galván de Panamá; Darwin Lechler de México; Kiki Troia, Marvin Marcano,  ministerio Vuelta en U; Some By Four de Puerto Ricon, Sara Torres, Carlos Omar, Alex el Negro,  Jorge Morel, Esther Hernández, Estación Cero, Ixthys, Lluvia de bendiciones, Siervos de Cristo Vivo, Jesse Demara, Raùl Urbina, Gerardo Anderson, Guelmis Tavàrez etc.

 

Aunque somos conscientes que aún hay músicos extraordinarios  que no están en esta lista, sabemos que esta proliferación    arte y fe con tanta creatividad  se constituyen en  un regalo de Dios para  la iglesia y como tal su trabajo se acoge  con gran alegría porque  apoyan el proceso evangelizador. Sus presentaciones    llevan al público a un encuentro con Jesús.  La estrella que se ama y se adora, cuando están en el escenario es Jesús. Y estoy seguro que la mayoría, sino todos, lo tienen claro porque en este servicio uno de los peligros que se corre es que dado el éxito de algunos cantantes, y al amor que reciben de su público, pueden caer en el error de creerse   estrellas cuando en la realidad la estrella a la que se honra es aquella que les  regaló el don del Canto y ese es Jesús de  Nazareth. Por su gran entrega y el servicio de calidad que prestan sabemos que son músicos que le dan la gloria a Dios.