Antes de
hacer la siguiente oración quiero darte algunas claridades sobre cómo actúa Dios
en el enfermo y en la vida del hombre en general para sanarlo .
Lo primero que debes tener claro es que la acción de Dios no excluye el actuar del
hombre. Esto es muy importante
comprenderlo. Dios es poderoso, de eso
no hay duda. El es el Dios de lo imposible
y actúa sobre lo imposible, está claro, pero cada persona debe poner la
parte que le corresponde para que Dios haga el resto. Si queremos que Dios nos
haga prósperos, nosotros tenemos que trabajar duro; si queremos que Dios salve
nuestro matrimonio, las parejas debemos perdonarnos y dar cada uno lo que nos
corresponde para que esto se logre; si queremos
que Dios nos sane, debemos ir donde el médico y seguir sus
instrucciones. Así de sencillo, insisto, hacemos nuestra parte y Dios hace el
resto, a eso me refiero. Bartimeo era ciego y para que Jesús lo sanara,
comenzó a proclamar esa jaculatoria
hermosa que todos conocemos. “Jesús hijo de David ten compasión de mí.” San Lucas, 18,38. Insistió
tanto hasta que Jesús lo escucho y vino a él.
Segundo, Dios sana
cuando El quiere.- Esto significa que los creyentes
tenemos que excluir de nuestros comportamientos el querer ponerle tiempo al actuar
de Dios. El actúa cuando quiere. Nadie puede
atribuirse la autoridad de decir en qué momento Dios debe sanar a alguien. Por eso no me
gusta cuando predicadores gritan
en sus reuniones a voz en cuello: “levántate de esa silla de ruedas porque Dios
ya te sanó”. No puede ser así, la
sanación de Dios implica un proceso amplio en el tiempo que exige que la
persona le entregue primero su corazón e inicie un proceso de sanación interior
primero y luego, si es su voluntad se da la sanación física.
Tercera,
Dios actúa de la forma que quiere, nosotros debemos aceptar su voluntad. Esto
significa que no siempre va a darnos lo
que nosotros le pidamos, lo que nosotros buscamos. Hay personas que le ponen todo su esfuerzo a
un proyecto; que le piden a Dios que los sane de una enfermedad en especial
y resulta que Dios termina bendiciéndolos por otro
lado. Es por ello que debemos afinar
nuestra sensibilidad espiritual para saber en
qué momento Dios nos está diciendo que eso que pedimos, que el camino
que seguimos no es el adecuado y el que quiere para nosotros.
Teniendo
estas claridades, ahora sí HAGAMOS
ORACIÓN.
Dios de
infinita misericordia, te doy gracias por este momento que me regalas. Gracias por hablarme a través de tu palabra, gracias por hablarme
a través de las personas que me aman, gracias por hablarme a través de las
circunstancias que he vivido, por las circunstancias buenas y malas. En ambos
casos he crecido y he aprendido y todo
por el amor que me tienes. Reconozco señor que me he equivocado muchas veces,
reconozco que no he hecho lo que a Ti te agrada, reconozco que he
causado dolor y tristezas a los míos, reconozco que he maltratado mi cuerpo,
que lo he contaminado, que le he exigido más de lo que puede dar porque pensaba
que tendría salud para siempre. Cuan equivocado estaba Señor. Ahora estoy aquí
enfermo, débil, sin fuerzas. Con deseos de hacer muchas cosas, con deseos de
valerme por mí mismo, pero las
circunstancias que vivo no me lo permiten, Señor, por eso acudo a Ti. Acudo a Ti,
porque sólo Tu me puedes regalar una nueva vida, porque sólo Tú me puedes
levantar de éste lugar, porque sólo Tu, Señor, puedes darle paz a mi corazón.
Lo primero que quiero obtener es tú perdón por
las veces que te ofendí, perdón por no
acudir a Ti mucho antes, perdón por dudar de tú grandeza. Perdóname Jesús
amado. Gracias por perdonarme Señor.
De mi parte Dios, delante de Ti, asumo el
firme propósito de no volver a pecar, de no volver a hacer el mal. Hoy decido,
Jesús, entregarte mi corazón y mi vida. Desde hoy decido entregarme a Ti y ser tuyo por siempre. Desde hoy decido
seguir tus pasos y aceptar tu voluntad
en mi vida.
Regálame
la gracia de tu Espíritu Santo para que sea la luz que me guíe, para que me de fuerza, sabiduría y
me regale tu amor. Bendito seas Jesús,
te amo y te bendigo por siempre. Que el Espíritu Santo me cubra con su
presencia, me regale amor por tu palabra y por la oración.
Hoy
reconozco, Señor, que esta enfermedad que padezco, a pesar del dolor, a pesar
del cansancio, a pesar de la incertidumbre que vivo, ha sido de bendición porque se ha convertido
en una oportunidad para crecer y para valorar todo lo que Tú me has regalado. Gracias por esta enseñanza que me ha permitido
descubrir tu presencia en mi vida. Pongo en tus manos esta enfermedad y
confío en que Tú actúas
a través de los medicamentos y la atención científica que recibo. Que vea este tratamiento como la oportunidad que
Tu me regalas para levantarme fortalecido de éste lugar. Pongo en tus manos
a las personas que me atienden, familiares
y personal médico. Que descubra en ellos tu amor y tu comprensión. Dame paciencia, dame paz, dame control de mi
carácter y sobre todo dame alegría y la decisión de aceptar tu voluntad y de
aceptar en Ti todos los días que me restan de vida.
Te doy las gracias por todo lo que me vas a
regalar a partir de éste día, que es histórico porque me he entregado a Ti. Que
María santísima me cubra con su manto y
me lleve a Ti, Amen.
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