martes, 11 de junio de 2013

LIBÉRATE DEL ODIO Y SÉ FELIZ.

El odio y el rencor nos dañan profundamente. La persona que es odiada no se beneficia ni se perjudica: nosotros en cambio  somos los más perjudicados. Por eso hay que aprender a mirar hacia adelante, a no contar las ofensas que nos   hacen, a romper las listas de agravios.  La persona que odia se enferma no sólo físicamente sino de su corazón y de sus pensamientos.  Quiero ilustrar esta reflexión con una anécdota enviada por alguien a través de la red:

“Al entrar su país en guerra, dos amigos fueron alistados. Cayeron en manos de los enemigos y fueron encerrados en un campo de concentración durante dos años. Recibieron un mal trato y en ningún momento les permitieron comunicarse con su familia, sino que más bien los asustaban diciéndoles que los habían asesinados. Cuando acabó la guerra fueron puestos en libertad, y tras abrazarse entrañablemente cada uno reemprendió su propia vida.

Transcurridos diez años, los dos amigos se encontraron de nuevo y se abrazaron con profundo cariño. Después uno le preguntó al otro:

-¿Has olvidado ya a nuestros carceleros? -No, en absoluto. Ni un día he dejado de odiarlos durante este tiempo. ¿Y tú? -Yo les olvidé en el mismo momento en que nos pusieron en libertad. Así que, amigo mío, yo llevo diez años libre y tú llevas doce años prisionero.”

Así podrían ocurrirles a aquellas personas que no son capaces de olvidar las ofensas y maltratos recibidos en el pasado, es decir, podrían estar condenados a vivir tras las rejas del odio y el resentimiento. Estarían condenados a desperdiciar   tiempo valiosísimo, que podrían dedicar a crear y generar más y mejores ideas para su crecimiento personal  y familiar, por pensar en los momentos tristes, por pensar en los momentos dolorosos  provocados  por aquellos que querían nuestra destrucción, pro aquellas que celebraban nuestras desgracias y fracasos.


Hoy quiero animar a todos los lectores a que levantan su mirada al horizonte y descubran todo lo que  están por conquistar. Si continúas mirando el pasado, si continúas  recordando los momentos tristes del pasado y sobre todo si continúas  recordando con odios a todos aquellos que te causaron dolor, miedo,   o tristezas,  te perderás  la  oportunidad de disfrutar de todo lo bueno y   que tiene  Dios y la vida parta ti.  Hoy es el día de cerrar esa puerta, tal vez oscura y gris  de tu vida y abrir delante de ti una nueva puerta, la que está iluminada por la luz de la paz interior, de la alegría, de la esperanza y sobre todo de los deseos de que  todo sea mejor.  Bendiciones.

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