La
toma de decisiones es una realidad a la que se enfrentan los seres
humanos. Si usted no es lo suficientemente inteligente y autónomo para tomar
decisiones, otros tomarán el control de su voluntad. Algunas de esas decisiones
son TRASCENDENTALES porque no se toman
todos los días pero marcarán la vida para siempre por ejemplo: decidir qué
profesión estudiar, escoger un trabajo ó elegir la pareja para el matrimonio,
tener un hijo ó iniciar un proyecto empresarial.
Todos los días, sin embargo, tomamos otras
decisiones que son menos trascendentales como por ejemplo: elegir la ruta para
ir al trabajo, qué alimentos consumir durante el día, cómo distribuir los recursos
de la mesada que hemos recibido? ¿Cómo enfrentar los retos laborales o
profesionales?
La toma de una decisión deja
entrever la posibilidad, para quien decide,
de optar por una alternativa y
descartar otras. Si armamos un plan de vacaciones en familia, para pocos días,
se viajará en avión o en transporte
terrestre, no es posible viajar al mismo tiempo por tierra y en avión, a menos que se tenga el don de la
oblicuidad. Cuando usted tomó la
decisión de unirse a su pareja se supone que
descartó otras opciones. En nuestra cultura occidental no es posible que
usted en la noche de bodas lleve a su alcoba varias parejas. Ahora bien toda toma de decisiones genera no
sólo responsabilidades y compromisos que debemos asumir sino unas consecuencias
que pueden ser positivas o negativas y la manera como se enfrentas esas
consecuencias deja en evidencia la inteligencia y la capacidad resolutiva
de quien decide. Por lo anterior ninguna
decisión se debe dejar al azar, sino que la misma debe ser el resultado de un
esfuerzo mental que implique conocimiento, experiencia personal, investigación,
valoración entre otros. Pero cómo reducir el margen de error ante una toma de decisiones?
A continuación presento algunas recomendaciones:
Primero, se deben explorar otras alternativas y
sobre cada una de esas alternativas se
debe hacer el esfuerzo de
anticiparse a las consecuencias que la misma genere. Para pagar una deuda lo
menos sano, por ejemplo, es prestar dinero
a un tercero para pagar o abonar a la primera, porque ya no tendría un
compromiso sino dos y esto, hacia el
futuro, ahonda la crisis económica.
Muchas personas toman decisiones guiadas por la emoción, el impulso, la
facilidad que se les brinda., pero no porque haya una razón de peso que la justifique.
Segundo, no le de vergüenza consultar, pedir opinión. Escuchar otras voces
nos brinda la oportunidad de mirar la realidad desde otro ángulo. Eso sí, después
de escuchar a los otros, arme su propio
juicio y decida usted. Eso independientemente de la decisión que tome, no responsabilice a los demás por
las consecuencias de esa decisión. Eso
es su problema.
Apele a su experiencia sobre los
acontecimientos generados como resultados de decisiones similares tomadas en el
pasado. No se puede ni se deben repetir los errores del pasado. Algunas personas no avanzan porque repiten los mismos errores. Saben que
determinado tipo de relación no
funciona porque le ha traído
experiencias negativas, e insisten estar ahí
desperdiciando los mejores años de su vida.
Lea, investigue, consulte
textos que puedan ampliar su comprensión
de la realidad.
Cuando deba tomar una decisión trascendental tómese
un tiempo prudencial. Medite, analice, valore antes de decidir, y cuando decida
tenga argumentos para dar razones y
justificar su decisión y en la eventualidad de que se equivoque, tenga la
humildad para reconocer su error, reoriente el camino y comience de nuevo.
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