Después de tener claro quién es un discípulo, tema que desarrollamos en la lección anterior, me corresponde en esta
oportunidad compartir con usted sus
características y estas se pueden sintetizar en tres elementos básicos:
1.- El discípulo es llamado directamente por Jesús.
2.- Este da una respuesta.
3.- Dependiendo la respuesta se le asignará una misión.
De cada uno de estos elementos que caracterizan la
experiencia del discipulado, se desprenden unos elementos que son
complementarios y los desarrollo a continuación.
1.- El discípulo es llamado directamente por Jesús.- Basta con que revisemos
el Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos
1, 16-20, “Jesús pasaba por la orilla del lago de Galilea cuando vio a
Simón Pedro y a su hermano Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al
agua. Les dijo: -Síganme y Yo haré de
ustedes pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con
Él. Más adelante Jesús vio a Santiago y
a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca arreglando las
redes. Enseguida Él los llamo, ellos dejando a su padre con sus ayudantes y siguieron
a Jesús.” De este pasaje podemos concluir que Jesús llama a la experiencia del discipulado, lo
hace sin rodeos, de manera directa. Lo hace
dirigiéndose directamente a la persona para que puedan acompañarle en su misión.
Además, Marcos 2,13 aclara que Jesús “llamó
a los que Él quiso.” No llamó a los que
se le ofrecieron o a personas recomendadas por un tercero, no, la cita es clara
cuando dice: Él llamó a los que quiso.
La pregunta que podría surgir
en este momento es ¿Por qué Jesús llama a una persona para que se convierta en
su discípulo? Jesús llama por amor. Jesús
llama al hombre porque lo ama, Dios en su infinito amor quiere que nos salvemos porque nos ama. El Señor
llama al discipulado no por nuestros
méritos personales. El no llama al discipulado porque cantamos bonito, porque
sabemos predicar su palabra o porque tenemos una buena presencia, eso no es
así. Jesús llama porque nos ama. Esto es bien importante tenerlo claro, porque
de otra manera, ante el llamado podríamos llenarnos de orgullo, lo cual es un
pecado grande en la experiencia de fe. ¿Cómo nos llama Jesús? ¿A
través de qué medios hoy Él se pone en contacto con nosotros para invitarnos a
la experiencia del discipulado? Lo hace
de varias maneras:
- Mediante
la acción del Espíritu Santo en el
candidato. Ustedes
y nosotros, bautizados, somos templo del Espíritu Santo. Él habita en nosotros,
Él nos posee. Por consiguiente en cualquier etapa de nuestra vida Él podría
despertar en nosotros el deseo de consagrarnos a Dios en una vocación especial como sacerdote,
religioso o religiosa, laico comprometido, casado o soltero y misionero. Sólo
tenemos que tener la apertura de corazón y de mente para ver qué es lo quiere el
Señor de nosotros.
- A
través de la acción del Espíritu Santo en
la iglesia. Así
como se indica. El Espíritu Santo podría inspirar en el corazón de un sacerdote, de un
religioso, de un laico comprometido o de un creyente para que nos ayude a descubrir
y fortalecer en nosotros la vocación al
discipulado.
A
través del servicio que ofrecemos. Como seres sociables estamos
en relaciones con los otros. En esas
relaciones desarrollamos habilidades a
partir de los talentos que hemos recibido
de Dios y al ser valorados por quienes
nos rodean podría el Señor inspirarlos para orientarnos en el uso y el servicio
que podríamos proyectar hacia el futuro.
Estas sugerencias podrían ayudar
a identificar un área de servicio y discipulado.
- A
través de la vida ordinaria. El camino que recorremos y las
actividades que realizamos durante el recorrido del camino de la vida, se convierte en una oportunidad extraordinaria
para identificar si somos aptos o no
para aceptar el llamado de Jesús al discipulado.
2.- Hay una respuesta en libertad que puede ser
positiva o negativa. La
segunda característica del discípulo es la respuesta. Esta puede ser positiva o negativa. Nadie
puede ni debe iniciar una experiencia de fe obligado (a), ese seguimiento es libre. Es por ello que ante
una propuesta o una invitación a seguir a
Jesús, cada persona es libre en aceptar o no aceptar y el evangelizador
debe respetar esa respuesta y nunca debe
llegar al extremo de querer convencer con predicciones apocalípticas ante una respuesta negativa, lo cual es muy
común en algunos evangelizadores.
Quienes responden de manera
positiva acompañan esa decisión con acciones
que la reafirman, en el caso de los discípulos de Jesús por ejemplo:
- - “lo dejan todo.” Mc 1, 18-20.
- - San Marcos también nos dirá que lo acompañan en la misión, Mc. 3,14.
- - A ellos se les da a conocer los secretos del Reino. Mc.4,
10-12.
- - Son reprendidos cuando dejan en evidencia su
poca fe.
- -Todo no es armonía y tranquilidad entre ellos, también hay rencillas.
Mc. 10, 35-43
3.-
La respuesta positiva a ese llamado nos
pone de frente al camino de la misión. El
decirle sí al llamado al discipulado y tras la preparación de quienes asumen ese reto, el creyente se
convierte en protagonista de la
evangelización al pasar de ser un simple
receptor pasivo del mensaje, a un agente protagonista de la evangelización.
Protagonista porque ayuda a configurar el mansaje adaptándolo a una realidad
concreta y los transmite, no sólo con palabras sino con una vida impregnada de
Jesús que es amor y además se logra lo
siguiente:
- Nos constituimos en otro Cristo.
- Se fortalece el amor
y entrega en el servicio.
- Se fortalece la fidelidad a Dios.
- Fidelidad a los compromisos adquiridos.
- Se despierta a una nueva vida de fe.
OREMOS
Señor permítenos estar abiertos a la invitación que nos haces de convertirnos en tus discípulos,
de manera que podamos contribuir en la construcción de una sociedad que
reconozca y te acepte como su salvador.
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