Jesús, escucha mi oración,
atiende mi súplica Señor. Reconozco que he fallado, reconozco haber actuado de
manera indebida. Reconozco haber actuado mal, y ese error que cometí, me trajo
hasta esta situación de zozobra, de estrés, de angustia en la que me encuentro en este último tiempo. He aprendido la lección Señor y no quiero volver
a fallarte, no quiero volver a apartarme de tus caminos. Tú eres un Dios celoso
y perfecto y no quieres que ninguno de nosotros, a quienes amas tanto, nos perdamos en el pecado, en la mentira, en
la codicia, en la maldad, por eso al desviarme de tus caminos, me corriges, no
como castigo ni como muestra de tu
poder, sino que nos corriges para que
entendamos que lo sabes todo y tienes el control de todo.
Después de tanto esfuerzo, aquí
estoy Señor, cansado, delante de Ti. Bien conoces las batallas que he librado
durante este día para lograr que las cosas mejoren, sin embargo Señor, veo todo
muy difícil. Cada día siento que me hundo más y más en esta situación, no veo salida.
A quienes consideraban mis amigos en los
tiempos en los que yo permanecía en la abundancia,
cuando me ven venir se alejan o se
esconden y los que no se esconden dicen
que no pueden ayudarme porque no pueden arriesgar su tranquilidad. ¿Por qué tiene que se así? Cuando pude lo di
todo por ellos, sin embargo hoy que los necesito, me dan la espalda. Aunque no
les guardo rencor, me siento abatido, compungido por el poco interés que les
despierta la situación que vivo. Mis acreedores me acosan porque no he podido
cumplir con los compromisos adquiridos, y lo que es peor, en casa mis seres
queridos me recriminan porque, según ellos, no hago nada para que las cosas
mejoren. Cuando no es así, Señor Tú lo sabes.
Frente a esta realidad que
vivo te pido Señor me regales paz en el
corazón. Sé tú tomando el control de mi vida, de manera que en medio de los
escasez, de la indiferencia de mis seres queridos y amigos y de la soledad
asfixiante que experimento, pueda tener
paz. Dame tu paz y permite que pueda darla también a mis adversarios. Sé que un corazón contrito
no lo desamparas. Al regalarme tu paz,
te pido que pueda ser un mensajero de esa paz en medio de la tormenta. Que seas
Tú, estando presente en todo lo que diga
y haga. Donde Tú estás hay paz, y si estás en
nuestra vida no nos falta nafa Señor, porque lo eres todo, Señor.
Si tengo Paz, me vas a regalar
tú Espíritu Santo y con Él, sus dones de sabiduría, templanza y carácter para
tomar mejores decisiones. Gracias
Jesús, por el don de la paz, amen.
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