jueves, 26 de marzo de 2020

ORACIÓN DE PROTECCIÓN


“Amado Señor en este momento levanto mis manos  hacia Ti  para implorar tu protección.  Sólo  contigo obtendré la seguridad que necesito en estos momentos de tanto temor y de tanta incertidumbre por la situación que vive la humanidad. Acógeme entre tus brazos Señor, levántame  Señor y recuéstame contra tu pecho, sí Señor, en Ti  sólo en Ti me quiero refugiar porque Tú me das seguridad  y la paz interior  que tanto necesito en estos momentos.

Así como el niño levanta las manos hacia su madre mientras  llora  de miedo, así estoy yo Señor. Si  su corazón de madre no es indiferente ante ese llanto, Señor, sé que tampoco Tú serás indiferente ante mi petición porque me amas, amado Dios.

Recíbeme Señor, acógeme en Ti  y con tu Espíritu Santo consuélame y dame la fuerza que necesito para vivir en paz. Bendito y alabado seas por siempre. Al entregarme a Ti para pedir protección, te entrego también a mis  familiares. Ellos han sido mi motivación. Te pido que los cuides también porque los amo. Que tu sangre preciosa me cubra  y los cubra  y actúe como barrera firme para evitar que la pandemia del coronavirus nos afecte en la salud. Dale la sabiduría a los científicos para que prontamente descubran la vacuna que pueda frenar esta virus. Te lo pido amado Padre por tu Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo, Amen.”

miércoles, 25 de marzo de 2020

¿QUÉ HEMOS APRENDIDO CON EL CORONAVIRUS?


Cuando  han transcurrido tres meses   de  los primeros brotes del Coronavirus en la ciudad China de Wuham y sus efectos devastadores  avanzan con  un fuerza expansiva  hacia todos los rincones del planeta, los seres humanos hemos aprendido mucho, hemos  vuelto nuestra   mirada y dedicado nuestro tiempo y esfuerzo a lo que  es y debió ser  siempre  lo más importante.

Hemos aprendido que la fragilidad  de nuestra condición humana nos hace iguales

Hemos aprendido que la familia es  sagrada.

Hemos aprendido que el dinero, la fama, el poder   y el reconocimiento no garantizan la prolongación de la vida.

Hemos aprendido que  las estrellas del deporte como Ronaldo  ó Messi y las figuras de la farándula como Shakira   no son héroes, los héroes de nuestro tiempo son los médicos.

Hemos descubierto la manera de poner de rodillas a los poderosos.

Hemos aprendido  que de nada sirven los millones cuando no hay salud.

Hemos descubierto que  aún en medios de  las tragedias la avaricia del hombre  persiste
.
Hemos aprendido que las enseñanzas de las sagradas escrituras siguen vigentes.

Hemos  aprendido que siempre necesitaremos de los otros  por lo que se debe eliminar de nuestras actitudes la arrogancia y la prepotencia.

Hemos  recordado que  en materia económica  cuando la China estornuda  contagia al resto del mundo.

Hemos aprendido que la espiritualidad nos hace verdaderamente humanos.

Hemos aprendido que aunque lo tengamos todo sino tenemos a Dios  ese todo es nada.

martes, 24 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: CASTIGO DE DIOS O RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE?


Frente a la pregunta: ¿Cuál es la causa de   esta pandemia? ¿Es cosa de Dios  o es cosa de hombres?  Debemos tener claro que Dios no quiere que el hombre sufra ni mucho menos que se pierda . Él quiere que estemos bien, siempre lo ha querido, por una razón especial, Él nos ama infinitamente.  Nadie que ame tanto es capaz de provocar la maldad. Esta epidemia por lo tanto   no ha sido causada por Dios.         Por gracia del Señor todos los que formamos parte de este grupo somos personas bien estructuradas como para no dejarnos confundir por mensajes apocalípticos de quienes buscan ganar adeptos  través del pánico.     
        
Cuando leemos la sagrada escritura descubrimos que frente a las acciones amorosas de Dios, el hombre ha desoído su voz y ha respondido con el pecado. Así ha sido siempre. Ahora bien ¿cuáles son los mayores pecados de hoy? Hay muchos  y estos están destruyendo  el mundo, por ejemplo: creernos mejores que los demás, la desobediencia, la falta de solidaridad, las ansias de poder, la acumulación de riqueza a expensas de la explotación y sufrimiento del otro, la lujuria, el despilfarro, la maldita corrupción, el alcoholismo, la drogadicción,  la pornografía, la indiferencia,  la sed de venganza, la violencia social y la violencia al interior de las familias, la destrucción de la naturaleza  y muchos más que han llevado a los líderes del mundo y a la gente del común a querer imponerse sobre los demás.

 El virus que ha provocado esta tragedia  y que tiene a la humanidad sumida en el miedo y el stress  y  que entre otras cosas aún no está claro si fue inoculado por los Estados Unidos en China o si en verdad pasó de los murciélagos y las serpientes a los humanos que los consumen en el mercado de Wuham,  se hubiera podido controlar con medidas eficaces y habiendo obedecido a las autoridades que desde el inicio han pedido el aislamiento social,  pero No, desde el comienzo hicimos todo lo que No debimos hacer... desoímos porque nos creíamos inmunes.  Hoy la infestación se sigue expandiendo y al momento de escribir este texto   afecta en el mundo a 381.000 personas siendo China, Italia, Estados Unidos y España los cuatro países con mayores casos. En su orden 81.181, 63,927,    46.401 y 39.673,  Colombia a la fecha tiene 306 personas enfermas.

 DIOS hoy nos sigue hablando. Escuchemos su voz y hagamos todo lo contrario a lo que hemos hecho hasta ahora. Ese es el camino estrecho que nos conduce a la salvación.


domingo, 8 de marzo de 2020

Y LLEGÓ EL AMOR


De joven anduve  muchas veces en búsqueda del amor, sin saber qué era el amor.

Durante esa búsqueda  me encontré con amores eróticos, intensos, amores que dieron placer. Amores  de un día ó un ratico, amores que venía y se iban como la fugacidad del viento el cual no  se puede  detener, y que no vale la pena detener porque existe  para disfrutar mientas está, después se va y se va sin que queramos ni podamos hacer nada para que permanezca.

Al iniciar mi juventud intenté conseguir el amor  entre las compañeras del colegio, pero no lo encontré.  Durante todos esos años a pesar de estar rodeado de  jovencitas  con rostro angelical y cuerpos de reinas, cuando las tenía frente a mí era incapaz de balbucear palabra alguna que expresaran el fuego que me quemaba por dentro y los deseos de besar sus labios. No sabía cómo comenzar un tema de dialogo para llamar su atención en ese sentido, muy a pesar que en la víspera, había   elaborado  discursos y formas de atraer su atención y luego pedirles que fueran mi novia. Sabía siempre qué decir y cómo decirlo, pero cuando llegaba el momento, me bloqueaba mentalmente, por  el temor a recibir un rechazo. Debo decirlo No tuve suerte en la búsqueda del amor mientras estuve en la escuela.

Dadas esas circunstancias comencé a explorar en el vecindario y me encontré con amores, algunos un poco duraderos y otros no tanto,  a través de mujeres que me permitieron explorar mi cuerpo para  experimentar sensaciones  hasta el momento desconocidas. No fue una, ni dos  ni tres, fue una seguidilla de aventuras que sucedían una después de la otra. Cada nueva relación la comenzaba cuando  terminaba la anterior, y estas rupturas yo las provocaba después de llevarlas a la cama y poseer sus cuerpos, situación a la que llegaba con facilidad por mi capacidad persuasiva y comunicativa, acto que utilizaba  la nueva jovencita como argumento para decirme  que  quería un compromiso mayor en la relación, compromiso que me aterrorizaba porque los matrimonios de los miembros de mi familia eran caóticos, cargados de  tristeza, infidelidad, violencia y sangre. Camino que yo no estaba dispuesto a recorrer.

También me encontré con amores  de cabaret, de música y de baile. Amores que aparecían en los bares nocturnos y entre las luces de colores  que titilaban al ritmo de las canciones que sonaban en el momento, mientras las mujeres con sus miradas seductoras y cuerpos danzantes se esforzaban por llamar la atención de  los hombres que consumían cerveza en la barra. Estos, mal llamados machos, en medio de risas y anécdotas que se   reducían a comentarios sobre  los instantes de placer que algunos de esos cuerpos  danzantes les habían propiciado en el pasado, impulsados por la euforia que produce la ingesta de licor  trataban de identificar la mejor presa para elegirla como compañera para un nuevo instante de erotismo y genitalidad. Instantes de “amor” que al terminar con la “eyaculación”  dejaban un vacío  interior  y un sentimiento de culpa,  arrepentimiento y frustración por haber estado en el lugar donde nunca debí estar y haber compartiendo en   intimidad con alguien con la que nunca debimos compartir. “Amores “vacíos, sin ternura, sin afecto, hasta repulsivos, amores que se hacían sin haber amor y sin haber descubierto el amor.

Y el amor llegó a mi vida sin mayores pretensiones, sin imposiciones, sin el sonido ensordecedor de la música,  sin  sumergirme en la oscuridad de la noche para ver danzar entre penumbras los cuerpos de féminas que se ofertaban al mejor postor, sin los destellos de luces de mil colores, sin la necesidad de  mirar detrás de las ventanas  tratando de encontrar a la niña de mis sueños entre las  jovencitas que pasaban por la calle, sin el nudo que se me formaba en la garganta y que  impedían balbucear palabras cuanto tenia frente a mi a una compañera de estudio.

El amor llegó a mi vida a través de una mujer que me ayudó a comprender   la dimensión más amplia que tiene el concepto amor. Esa mujer me  enseñó a  descubrir que el eros no abarca la totalidad del amor,  y que una relación cuando se reduce al eros es utilitario, egoísta, violento, sádico y hasta masoquista. Entendí que el miedo que tenía al compromiso  se daba por las experiencias traumáticas que había vivido en la familia, de las parejas que decían amarse y en realidad no se amaban, sino que se utilizaban, se explotaban, y una relación basada en el eros  está condenada a la ruina, a la oscuridad y a la destrucción. Lo más extraordinario es que esa mujer me enseñó y me mostró el verdadero amor  sin pronunciar una palabra, sin explicarme nada, sin mayores argumentaciones filosóficas escrita ni  de manera verbal. Solo con un profundo silencio, con su tristeza desgarradora y la decepción profunda  que experimentó cuando yo, en la primera invitación que me aceptó, argumentando que quería estar en un sitio a solas con ella para hablar sobre tema de nosotros, la introduje en un Motel. Su pureza no le permitió antes encender las alarmas para sospechar del lugar al que la llevaría. Descubrió las características del mismo cuando entró a la habitación. Quedó absorta, fría, muda sólo se atrevió a decir: ¿por qué me haces esto? Con una fuerza y agilidad que antes no había visto en ella, me apartó  de su lado y corrió hasta la calle, huyendo de aquel abusador.  Intenté detenerla y decirle que me perdonara que me había equivocado con ella, pero no fue posible. Cuando intenté reaccionar ya se había Marchado. En ese momento entendí que ella era diferente a las demás con las que había estado hasta ese momento y que no podía darme el lujo de perderla…

Continuará.

domingo, 1 de marzo de 2020

¿QUÉ ESPERA DIOS DE NOSOTROS?


1.- Espera que en los momentos de dificultades no nos desanimemos sino que sigamos en pie de lucha.

Todas  las personas pasamos  por momentos de confusión, por momentos en que no sabemos qué  decisión tomar  porque no vemos salidas  ni solución a los problemas que nos asfixian  y es cuando  pensamos que Dios  se  ha  olvidado de nosotros.

Esa situación la vivió  el pueblo de Israel al ser  sacados de su país a la fuerza   y llevados a Babilonia. Pasaron de vivir en su propia tierra para ser explotados por el imperio. Esta situación los llevó a perder toda esperanza  hasta el punto que algunos renegaban de ese Dios que les había prometido fidelidad en todo momento y habían comenzado a poner su confianza en otros dioses.

En esas circunstancias el Señor les habló a través del profeta Jeremías  en estos términos: “Así dice el Señor todo poderoso, el Dios de Israel, a todos  los que hizo salir desterrados a Babilonia; Construyan casas y establézcanse; planten árboles frutales,  y coman de sus frutos. Cásense y tengan hijos e hijas  y que ellos también se casen y tengan hijos. Aumenten en número allá y no disminuyan.   Trabajen en favor de la ciudad a donde los desterré  y pídanme a mí por ella, porque del bienestar de ella depende  también el bienestar de ustedes.” Jeremías 29, 4-7.  Varias ideas se desprende de este texto bíblico; Construyan  su hogar, es decir echen raíces; cásense y tengas hijos; Disfruten de lo que ´produzcan; sean productivos y hagan prosperar con su trabajo al país donde viven y opren por sus gobernantes. De alguna manera invita  a seguir trabajando, a servir y a clamar por quienes  nos han hecho  daño.

2.- Dios espera que perseveremos   en  buenas acciones porque de esta manera cumplirá sus promesas.

El cumplimiento de las promesas de Dios es el resultado de nuestra confianza en Él  y de las acciones que  tengamos y  a través de las cuales se exprese  esa confianza.  Si bien Dios es generoso con todos,  porque el solo alumbra para  buenos y malos, Mateo 5,45.
Jeremias 29, 10-14 "«Cuando se cumplan los setenta años en Babilonia, los visitaré y cumpliré mi promesa de hacerlos volver a su país. Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes; les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza -palabra de Yavé-. Cuando me invoquen y vengan a suplicarme, yo los escucharé; y cuando me busquen me encontrarán, siempre que me imploren con todo su corazón. Entonces haré que me encuentren; volverán sus desterrados, que yo reuniré de todos los países y de todos los lugares a donde los expulsé. Y luego los haré volver de donde fueron desterrados -palabra de Yavé-."

Dios conoce los planes que tiene para nosotros, planes de paz  y de esperanzas.

3.- Dios espera que no tengamos Miedo.  Mateo 10, 29-31;  Josué 1,10 y  Deuteronomio 31,8.

4.- Dios espera que no olvidemos que todo contribuye para bien de quienes le aman.   Romanos 8,28

Oremos:
Señor permite que nada me haga perder la confianza en Ti que eres un Dios de poder, amen.