domingo, 20 de febrero de 2011

CULTIVA TUS TALENTOS.

Durante estos días vino a mi memoria  una escena del colegio en donde adelantaba mi tercer grado  de bachillerato o lo que   se conoce  hoy como grado octavo. En un momento de receso  y en aquellos espacios en los que  había cambio de profesores mis compañeros  y   yo, por lo general, no salíamos del  salón, sino que nos reuníamos  a hablar sobre temas de niños. Un compañero  que  estudiaba dibujo,  era quien concentraba la atención del grupo  de chicos y de chicas  porque en esos espacios solía hacer caricaturas de cada compañero o de los profesores.  Bastaba un  hecho cómico de alguien para que este  niño plasmara en un papel  la imagen caricaturesca de esa persona con frases que hacían divertir.  No lo hacía  para burlarse, tampoco   para ridiculizar, simplemente era su talento natural que  cada día trataba de perfeccionarlo y quienes teníamos la fortuna de coincidir con él en las clases disfrutábamos  también de ese don que había recibido de Dios.

Después de muchos años de haber tomado caminos distintos  y de haber roto toda comunicación con ese compañero nos   volvimos a encontrar y, vaya sorpresa tan agradable, aquel joven dibujante pícaro de los años de infancia, se había convertido en un gran empresario de las artes, que era contratado por  grandes compañías  del espectáculo para exponer sus obras.

 Era un hombre feliz  porque vivía bien   haciendo siempre  lo que le había gustado hacer, dibujar.  Esta anécdota, la comparto contigo por una razón,  para que valores, disfrutes  y perfecciones ese don natural que has recibido del Señor.  Ese es  el gran tesoro que Él te ha regalado para hacer de ti una persona de bien, por eso no lo desperdicies.

LA GENTE QUE ME GUSTA

Me gusta la gente que dice sí se puede, la gente que cada día  busca y  encuentra nuevas posibilidades para crecer y ser mejor. Me gusta la gente que trabaja, que se esfuerza, que lucha. La gente que ante la primera puerta que se cierra no se sienta a llorar, sino que  se llena de valor para tocar la siguiente porque sabe que  está esperándolo para que ingrese  y reciba lo que busca. Me gusta la gente positiva y con esperanza, pero consciente de que se debe  estudiar y que se debe luchar todos los días  para hacer realidad nuestros sueño. Me gusta la gente  que rechaza la pereza, la crítica constante y la mentira. La  gente que en medio del llanto, del dolor y los fracasos siempre tiene una palabra  para ayudar a encontrar  una lección de vida, que contribuya  a enderezar el camino.  Me gusta la gente que comunica lo que siente y piensa, la gente que habla de sus proyectos, no para apocar a los otros, sino para a animarlos a construir y a cristalizar sus propios sueños; me  gusta la gente   que conversa con los niños, que ríen con ellos, la gente que les ayuda a encontrar respuestas  a sus preguntas, pero sin alienar  y engañar. La gente que experimenta, la gente que sabe que los fracasos forman parte  del proceso crecimiento personal y que por lo tanto hay que sacar lecciones de ellos. Me gusta la gente que cree en sus capacidades, en sus talentos, y  que se entrena cada día para ser mejor.

 Me gusta la gente  sincera, la gente que me mira a los ojos y me dice lo que cree de mí, sin despreciarme como persona y me hace caer en cuenta de mis errores. Me gusta la gente astuta y ágil, pero  que no manipula. Me gusta la gente  que cree en Dios y lo reconoce  como el origen de todo y también como nuestro punto de llegada, si  te gusta la  gente como ésta, también me  gusta la gente como tú.

jueves, 10 de febrero de 2011

PARA SER MEJORES PADRES

Durante estos días vino a mi memoria  una escena del colegio en donde estudiaba mi tercer grado  de bachillerato o lo que   se conoce  hoy como grado octavo. En los momentos de receso  ó en aquellos espacios en los que  había cambio de profesores, mis amigos  de curso  y   yo, por lo general, no salíamos del  salón, sino que nos reuníamos  a hablar sobre temas de niños. Un compañero  que  estudiaba dibujo,  era quien concentraba la atención del grupo  de chicos y de chicas  porque en esos espacios solía hacer caricaturas de cada estudiante o de los profesores.

Bastaba un  hecho cómico de alguien para que éste  niño plasmara en un papel  la imagen, en caricatura, de esa persona con frases que hacían divertir.  No era para burlarse, no era para ridiculizar, simplemente era la estrategia que utilizaba para mejorar ese talento natural. Cada día trataba de perfeccionarlo y quienes teníamos la fortuna de coincidir con él en las clases disfrutábamos  también de ese don que había recibido de Dios.

 Después de muchos años de haber tomado caminos distintos  y de haber roto toda comunicación con ese dibujante nos   volvimos a encontrar y, vaya sorpresa tan agradable, aquel joven inquieto, pícaro e inteligente,  de los años de infancia, se había convertido en un  empresario próspero, dedicado a las artes y concretamente a la pintura  y a la caricatura. Había logrado su realización personal. Era contratado por  grandes compañías  del espectáculo para exponer sus obras. Era un hombre feliz  porque vivía bien   haciendo siempre  lo que le había gustado, dibujar. 

 Esta anécdota, la comparto con ustedes por una razón,  para que, en nuestra condición de padres, valoremos, disfrutemos, orientemos  y ayudemos a perfeccionar ese don natural que han recibido  nuestros hijos de parte  del Señor.  Ese es  el gran tesoro que Él Dios de la vida  le ha regalado para hacer de esa persona un ser extraordinario  y feliz.

sábado, 5 de febrero de 2011

ORACIÓN POR LOS HIJOS

Señor quiero darte gracias por la oportunidad que me has dado de tener este hijo (a), reconozco que es  un regalo  producto del amor que me tienes. Así como  has permitido que nazca y crezca en nuestro hogar, dame la sabiduría  necesaria  y también los medios para hacer de él un hombre  o una mujer de bien. Dame  prudencia para no herirle con mis actos y mis palabras; dame inteligencia para aconsejar; dame claridad  y fuerza en las palabras para que el mensaje que le comparta,  los    comprenda sin mayor dificultad. Enséñame a  escucharlo  mi Dios, pero,  sobre todo tanto a él (ella) como a mí  ayúdanos a que seamos escuchas de tu palabra, y que esa palabra una vez anidada en nuestro corazón, sea la luz que ilumine nuestro caminar Jesús, que me permita aconsejar, que me permita guiar, que me permita ser un hombre o mujer testigo de tus maravillas

De la misma manera como Tu me lo has entregado, hoy Señor lo pongo  en tus manos, con la certeza de que   lo vas a cuidar  en todos  sus caminos. Bendícelo en sus proyectos, en sus sueños, en  sus estudios y sus trabajos.   Si tiene alguna situación difícil,  que aun no conozca, ayúdale a superarla. Se que tu lo cuidas y lo bendices por siempre.

Te doy gracias por todo lo que me has enseñado a través de este  don tan especial como es la paternidad y la maternidad. En cada situación me has  ayudado a ser mejor, gracias señor. Que cada día mis   hijos sean capaces de encontrar en ti la fuente de la felicidad y la paz  que desean y necesitan, amen..