Creo
en la vigencia del matrimonio. Creo que es posible conformar parejas en
las que se viva el amor exclusivo, es decir solo el uno para el otro sin que
haya la intromisión de terceras personas. Creo que es posible que las parejas se amen para siempre y luchen juntas para construir
su espacio de realización. Creo que el
hombre y la mujer de hoy se realizan
como padres y como esposos de manera
plena en la medida en que sean capaces de conformar relaciones de pareja
estables. Creo que una buena educación para los hijos se logra en la medida en
que como padres, proyecten estabilidad
afectiva y emocional en su relación de pareja. Creo en el matrimonio
construido a partir de la decisión de
ambos de permanecer juntos para siempre. Creo que cuando hay decisión por
salvar la relación es posible que en ambos miembros reaparezca el amor y las ilusiones que existían en el momento en que decidieron
unir sus vidas. Creo que es posible
que ambos sanen las heridas y se
den una nueva oportunidad. Creo que cuando uno de los integrantes de la pareja
se ha equivocado merece una nueva
oportunidad siempre y cuando asuma la decisión de no volver a fallar y además, haga todo lo posible por resarcir
el daño causado. Creo que, aunque pasen los años, y las fuerzas físicas ya no sean las mismas, es posible desear la compañía
y el contacto físico de la pareja. Creo que, aún en la ancianidad, además de desear
la presencia de la pareja, se disfruta
de manera plena el entrar contacto físico con ella.
Creo que alguien que sea ofensivo, violento, vulgar con su pareja puede, impulsado por la fuerza del amor,
renunciar a esas actitudes y reemplazarlas por palabras que unan, que
acerquen y fortalezcan la relación. Creo
que si tu relación no funciona hoy
y juntos toman la decisión de hacer lo
posible por mejorar así va a ser. Creo que
si la infidelidad ha comenzado a tocar a
alguno de los integrantes de la pareja desde hoy pueden romper en aras de
salvar el matrimonio.
Creo que si tomas las siguientes
precauciones jamás caerás en la
infidelidad:
Evita pasar tiempo innecesario con alguien
del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en el gimnasio,
elige mejor a alguien del mismo sexo que tú.
Si un día te das cuenta de que estás
compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre ti y tu matrimonio que no
ha compartido con tu esposo o que no lo haría, eso es una señal de alerta. Un
lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede
hacer mucho daño a la relación.
Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes. Haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.
Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes. Haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.
No seas inocente. La mayor parte de la
gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza
como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que
cruza la línea de la fidelidad.
Los matrimonios fuertes se consiguen
pasando tiempo junto, riendo juntos, jugando juntos. Si no tienes citas con tu
pareja, planea ya citas para los meses que vienen y haz que pasar tiempo juntos
sea una prioridad.
Si todo el día estás pensando en los fallos de tu cónyuge, si el
tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es
fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te atraiga. Haz una
lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente te atrajeron de tu
pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye las críticas.
Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. No es sano comparar a tu pareja
con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el
mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las tres de la
mañana, cuadrar cuentas, etc.
Buscar ayuda es un signo de fortaleza,
no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesta a presentar batalla, es un
primer paso de fuerza. Un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero,
etc... te darán una perspectiva serena, valiosa, para establecer nuevas
estrategias para proteger o defender o reconstruir tu matrimonio.
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