A partir de la escucha y del contacto frecuente con los jóvenes y
padres de familia que buscan
mejorar su relación, me he dado a la
tarea de encontrar las características que sean comunes a la manera como algunos padres
forman y educan de manera negativa
a sus hijos, y he encontrado los siguientes tipos de
padres mal formadores.
· Padre Opresores y agresivos.- Aunque pareciera ser una especie en vía de
extinción, todavía hoy, cuando
hemos avanzado en la segunda
década del siglo XXI, encontramos padres y madres que aun
defienden la teoría de que la
letra con sangre entra y asumen ante sus hijos actitudes opresoras y agresivas.
Maltratan por todo, no sólo física sino psicológica y verbalmente. Por
fortuna estos padres constituyen una
minoría, de todas maneras, los daños que ocasiona en el niño y adolescente
estas conductas los marca para toda la vida,
y para superar esos efectos se
requiere de un tratamiento especial. Los
hijos tienen a replicar las actitudes
agresivas de sus padres.
·
Padres
Militares.- Respeto las fuerzas militares y defiendo la
disciplina y el orden al interior de sus
filas, sin embargo aplicar de manera
estricta estas normas en el hogar no es sano para la salud de la familia, ni
mucho menos para la salud mental de los niños y jóvenes que crecen en estos
ambientes. Los padres, con actitudes
militares, se obsesionan con la disciplina, con el orden y no admiten insubordinación de sus
hijos. Para ellos los horarios para cada
cosa deben ser respetados u cumplidos de
manera extracta. El papá militar no entiende
que la concepción que tiene el niño sobre el orden, es diferente a la
que tenemos nosotros los adultos. Para el chico, tener los juguetes tirados en
su cuarto, le significa su propio “orden”, y la oportunidad de sentirse a gusto
en su espacio. Meternos en ese ambiente o tratar de limitarles, significa
bloquear su capacidad creativa, y los obligamos a ver y a entender el mundo a
nuestra manera.
· Padres permisivos. –
Contrario a los padres opresores y militares, los padres permisivos son
aquellos extremadamente laxos. En la temprana edad, le dan plena libertad al
niño para que hagan lo que quieran, y todo se lo celebran. No son capaces de
colocar límites por la falsa concepción de que al ponerlos, vamos a obstaculizar el completo desarrollo
de su potencialidad. Los padres permisivos son capaces de enfrentarse a un
familiar, a un amigo, o al profesor del
chico si por alguna razón se atreven a corregir, con el falso argumento de que
si ellos no corrigen, ningún particular tiene la autoridad para hacerlo.
Los
hijos de padres permisivos tienen grandes dificultades para interactuar con
otros porque se creen los dueños del mundo, porque sus comportamientos fueron
reforzados en casa. Son niños que generan dificultades cuando les corresponde
estar en grupo. En la educación de los niños a esta edad, juega un papel muy
importante nuestra capacidad para estimular y reforzar los comportamientos
positivos, y sancionar aquellos comportamientos que no contribuyen con la convivencia
del grupo.
·
Padres obsesivos. –
Los padres obsesivos son aquellos que por su nivel de formación, por su manera
de entender la vida, han creado previamente una imagen mental de lo que debe
caracterizar a un niño, y luchan a toda costa para que la conducta y la manera
de ser de su hijo, encaje en los parámetros que ha preconcebido. Si no encaja, lo corrige, ofende y hasta impone reglas
para hacer que el niño reoriente su vida y encaje en estos parámetros que ellos
han diseñado. Cuando un padre obsesivo no logra que su hijo acoja sus
orientaciones, se deprime, se pone de
mal genio y asume el papel de víctima. Incluso, puede llegar a sacar en cara
todos lo que hace para que ellos estén
bien y sin embargo no lo valoran. La verdad es que lo que hagan los padres para
educar a sus hijos, para entenderlos bien, a los niños no les interesa o no lo
entienden, y solo lo van a valorar cuando crezcan y desempeñen el rol de
padres. Los obsesivos, tienden a comparar al niño con otros, y los pueden
llegar a calificar de malos, de que no sirven y que son los que tienen
problemas.
· Padres explosivos. – Son
aquellos que en ocasiones son tiernos, están allí acompañándolos, dándoles
concejos, pero a la hora de corregir, no saben controlar su temperamento y
sancionan de manera excesiva y drástica. Un padre explosivo cuando está
tranquilo es una mansa paloma, pero cuando está de mal genio o furioso llega a
ser peligroso. La educación que ofrece un padre explosivo, es sacar gala de
consejos, regaño y maltrato, lo cual no es sano para el bienestar de la
persona.
Esta
conducta también puede hacerse extensiva a su pareja, de tal manera que aquel
que comparte su vida con un explosivo puede llegar a poner en duda sus
sentimientos por la manera brusca cómo reacciona ante determinadas situaciones.
· Padres engreídos. – Si
bien tener un hijo es una gran bendición, endiosarlos es un grave error.
Algunos padres consideran que sus hijos son lo mejor del mundo y en todos los
ambientes destacan sus logros, sus éxitos. Hace constantes alusiones a sus
bondades, a sus cualidades. Cuando los
tiene cerca los consienten aunque sean adultos.
· Padres satélites. – Son
aquellos que nunca están presentes de manera física sino a la distancia, a
través del teléfono, las cartas o el correo electrónico debido al trabajo o por
abandono del hogar. Los padres satélites tienen la particularidad de querer
amar a través de sus emisarios: La nana,
la abuela, el hermano mayor o “la esposa”. Imponen muchas normas, dan
muchos concejos pero a la distancia. Cuando están cerca en los pocos minutos
que comparten con sus hijos, pueden ser extremadamente amorosos y permisivos, y
reducen su expresión de afecto a la capacidad de dar, de regalar. Mientras más
costoso y novedoso sea el regalo, es más grande la manifestación de amor.
· Padres inversionistas. – Son
aquellos que desde temprana edad consideran que sus hijos son una alcancía o
una cuenta de ahorro en la que permanentemente están depositando recursos para que en el futuro estos sean retribuidos. Son los típicos
padres interesados en sacar beneficio propio de la formación que reciba su
hijo. Resulta, que esta es una situación errónea. Los recursos que se inviertan en la educación
de los hijos desde temprana edad se hacen con los objetivos de que sean independientes,
buenos seres humanos y sobre todo útiles
para la sociedad. Si un padre piensa que invierte en su hijo porque este
va a devolverle lo invertido con intereses, no ha entendido lo que significa
esta responsabilidad.
· Padres posesivos. – Son aquellos que
consideran que sus hijos les pertenecen. Por lo tanto, ejercen o buscan ejercer
control absoluto de todas las áreas de la
vida der su hijo. No solo durante la infancia sino aún en la edad adulta. No
dan espacio para la autonomía y el crecimiento, sino que quieren estar allí
siempre. Quieren decidir por ellos, quieren pensar por ellos. Los padres
posesivos hacen mucho daño porque interfieren con fuerza en la vida privada de
sus hijos. Suelen evaluar la calidad humana del yerno o de la yerna y si no les
parece la persona adecuada para su hijo, pueden torpedear la relación. Los
padres posesivos utilizan su autoridad, su fuerza para conseguir lo que desean, cuando sus hijos son chicos.
Cuando sus hijos
son adultos, utilizan como estrategia la
manipulación para influir sobre. Los padres posesivos destruyen la vida de sus
hijos en la vida que no les permiten ser auténticos e independientes.
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