Pido al Señor en este momento que
derrame abundantes bendiciones sobre ti que estás compartiendo conmigo este
mensaje. Y de manera particular clamo a Él
para que rompa las cadenas del odio y
del resentimiento que tanto mal viene ocasionado a las familias.
Mis hermanos les invito a que
pensemos unos instantes en esas circunstancias que han generado conflictos con
algunos miembros de tu familia ó con algún amigo.
De manera particular me impacta mucho
que las autoridades digan que las temporadas del año y espacios de reunión en los cuales se
presentan más rencillas y violencia intrafamiliar sean la temporada de navidad, de fin de año, día de la
madre, día del padre, amor y amistad ó la celebración del cumpleaños de algunos
de los progenitores. Y al preguntar por
qué se da eso? La respuesta es lapidaria: porque son las temporadas del año en
donde la familia se reencuentra y porque bajo los efectos del licor, la gente
se atreve a reclamarle a ese hermano, a ese tío que se ha equivocado, ó ha
propiciado la malversación de los recursos que les pertenecían a todos, ó
porque se han tomado decisiones sin construir consensos familiares, ahí
comienza el problema que en muchos casos termina en tragedia.
Cuando me entero de tantas tragedias
propiciadas por la intolerancia, la incomunicación y la falta de afecto entre
la familia, les confieso que pienso en mi propia familia. Sin pretender
presentarla como modelo, porque al igual
que la tuya tiene muchos defectos y cosas por corregir, descubro como la misericordia de Dios ha
estado con nosotros y cómo, animados por
el ejemplo de nuestros padres, hemos
sido capaces de construir proyectos comunes siendo solidarios y, al mismo tiempo, cooperadores entre todos para para que cada
uno de nuestros hermanos construya sus proyectos particulares bajo los criterios de respeto, libertad,
fraternidad, amor y por supuesto
solidaridad.
No sé cuál es la circunstancia en particular
que te ha llevado a llenarte de odio, pero con la experiencia que me da el
ejercicio de mis actividades como hombre las cuales me ha llevado a conocer y a asesorar
a tantas personas enfermas por el odio que guardan en su corazón, te
invito a que tomes conciencia que, mientras el que ha fallado está llevando una
vida tranquila, tú estás consumiendo tu
vida bajo las garras del odio y el resentimiento y lo que es peor estas
desaprovechando tu capacidad creativa para construir para ti un proyecto de
vida fuerte, fructífero y que beneficie a tu círculo más cercano por mantener
tu mente ocupada renegando y maldiciendo a
esa persona.
Éste es el momento
para que rompas esa cadena y pienses en lo que puedes hacer para ti y comiences
desde ya a construirlo. Todo tiene un comienzo y este es el tiempo que Dios,
por eso te animo a que lo aproveches y ten la certeza que dentro de poco tiempo
podrás decir lo pude lograr. No olvides el odio estanca, el odio frena el
crecimiento y lo peor el odio enferma. Dios te bendiga y espero que pronto
puedas dar testimonio de lo que hayas logrado al dar ese paso.
Di conmigo, Señor te entrego ese odio y esa sed de venganza que tengo. Recibelas en tus manos y has posible que no me siga haciendo daño, Ayúdame a perdonar ó por lo menos a recordar sin odio. Que vea en Ti el mejor ejemplo de alguien que ama sin medida, que perdona hasta el extremos. Gracias por impulsarme a amar como Tu, amen.
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