El universo de las redes sociales está invadido de contenidos positivos. Los mensajes publicados por personajes conocidos y por la gente del común sólo muestran familias felices, gente riendo, celebrando, compartiendo y recorriendo el país y el mundo, como si no tuvieran problemas o nunca lo hubiesen tenido. Es más, en las relaciones interpersonales diarias, es prácticamente un tabú responder a un saludo que te encuentras mal o que tienes dificultades, la respuesta debe ser: “ muy bien y mejorando,” ó “ extraordinariamente bien”, otros exagerando un poco se atreven a responder: “extremadamente sorprendido por lo bien que me está yendo.” Esta manera casi que idílica de entender el ser positivo y la felicidad tiene muchos orígenes, entre otras desde la misma psicología que nos ha dicho una y otra vez que “ somos lo que pensamos y creemos,” también desde una mala comprensión de la “ley de la atracción, ” con la que se enseña que el universo se alinea a nuestro favor para darnos eso que hemos visualizado y soñado, por lo tanto si quieres cambiar de auto o de apto, debes primero construir una imagen mental de ese carro o de esa vivienda que deseas, teniendo en cuenta, colores, espacios, confort etc. Y cree que ya lo tienes y trabaja en esa línea de hacer realidad lo que haz visualizado, al final lo tendrás. De esta ley de atracción me gusta la propuesta de la acción, está bien tener aspiraciones pero no es suficiente con aspirar, con soñar, con querer Hay que trabajar duro para obtener eso que queremos. Lo mismo creen en el área emocional: “si eres crítico, si vez lo malo de las cosas y si vez el futuro con pesimismo,” creen que eso es lo que vas a atraer, cuando en realidad no es así. Los seres humanos tenemos que desarrollar la capacidad de leer entre líneas es decir ir más allá de lo que expresan las palabras, los procesos y las acciones humanas por sí solas, que en última es una misión profética.
Las psicólogos Samana Quintero
Y Jamie Long, definen el positivismo tóxico como “sobregeneralización excesiva e ineficaz del estado feliz y optimista en
todas las situaciones.
La
positividad tóxica resulta de la negación
y de la minimización de la auténtica experiencia emocional humana.” En otras palabras es mostrar una imagen de positivismo
y felicidad que en realidad no
corresponde con la realidad, y cuando esto sucede se cae en el positivismo toxico. Quintero y Long, dicen que negar las emociones negativos puede ser
peor porque estas al acumularse puede
llegar a un momento de no retorno hasta explotar. Para Lukin, las emociones son informaciones que nos avisan que algo
esta sucediendo en nuestro interior.
La felicidad por su parte es el estado
emocional que se genera cuando el individuo se siento a gusto con lo que tiene, con lo que hace y con lo que es, de alguna manera es el
reflejo también de buena salud
mental. Mi felicidad no puede estar mediada por lo que otros hagan, tengan y sean
porque se cae en la envidia que frustra
y en ocasiones paraliza.
Espere
la segunda parte de este artículo