El
Sacramento de la unción de los enfermos es
una de las maneras en las que el Señor se acerca a nosotros
para que, mediante su entrega amorosa de su cuerpo en las especies del
pan y el vino que han sido consagrados por el sacerdote, podamos recibir de Él
la salud física y espiritual. Ahora bien, ¿Cómo se materializa o como se concreta
y expresa en la vida del creyente la
acción sanadora de Dios?
No es posible interpretar a Dios porque por su condición
supera toda capacidad humana de comprensión,
sin embargo, en estas líneas, me atrevo a
responder a esa pregunta a partir de mi experiencia de fe.
1.- Se expresa haciéndonos conscientes de nuestra fragilidad y vulnerabilidad. 1Pedro 1, 24-25. Nuestro cuerpo no está hecho de material
indestructible, de hierro, ni roca, al contrario, estamos hechos de carne y
hueso lo que nos hace frágiles. Por lo
tanto si queremos tener buena salud debemos evitar toda acción que ponga en
riesgo la salud de nuestro cuerpo. Cuando somos conscientes de esta realidad
nos cuidamos. Responde esta pregunta: ¿Estoy cuidando mi cuerpo o
por el contrario lo expongo a situaciones de riesgo?
2.- Animándonos a cuidar nuestro cuerpo por dos
razones fundamentales:
a.- Porque nuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo.
1 Corintios
6,19-20. El cuerpo de todo bautizado es sagrado porque en Él habita Dios, por
lo tanto evita contaminarlo con el pecado y evita ponerlo en riesgo. Respónde. ¿Has cometido pecado contra tu
cuerpo que es la casa de Dios?
b.- Siendo
previsores y prudente. Proverbios
27,12. Si reconocemos la fragilidad del cuerpo y además su condición de
algo sagrado, evito todo acción que lo
ponga en peligro. Proverbios 27, 12 es contundente cuando dice todo ser
inteligente prevé el peligro y lo evita, el individuo que no es inteligente
sigue adelante y se expone.
3.- Reconociendo la vida como un regalo de Dios. Juan 1, 3-4¸ Job. 10,12. La
vida no es el resultado del azar, hemos
venido al mundo porque Dios lo quiso porque nos ama. Pídele perdón a Dios si
has atentado contra tu vida.
4.- Dándonos aceptación sobre el proceso natural que seguimos en la
vida: nacemos, crecemos, maduramos, envejecemos y morimos. Cada una de esas etapas hay que
vivirlas de manera intensa y aceptar el proceso de deterioro normal que se da por
la avanzada edad. Salmo 90,10. Aprovecho para decirle a los jóvenes dos
cosas: vive de acuerdo a la palabra de Dios
salmo 119,9; y que nadie te eche la culpa de ser joven. 1Timoteo 4,12.
Responde: ¿Me acepto tal y como soy?
5.- Teniendo claro que la enfermedad no es consecuencia
del castigo de Dios. Al contrario nos creó y
nos dio la libertad. Hemos sido nosotros quienes hemos elegido qué camino recorrer, que en muchos
casos no es el mejor. Deuteronomio 30,
15-16, Deuteronomio 30, 19.
6.- Nunca olvidar que Dios no se esconde, sino que está ahí
siempre esperándonos a que acudamos a Él. Isaías
54, 7-8; salmos 121, 3-5.
7.- Reconociendo a los médicos como instrumento de
Dios.
Eclesiástico 38, 2. 9-15 SI estás
enfermo, dice eclesiástico, acude al médico. No está bien caer en la ingenuidad de muchos
creyentes que no visitan al médico porque “todo se lo han
dejado a Dios.” Esta es una actitud ingenua,
irresponsable y es un pecado contra Dios. Responde: ¿Vas al médico y sigues de manera estricta sus recomendaciones?
8.- Dios sana a quien pone su confianza en Él y a
quien quiere, porque su Palabra tiene Poder. Jeremías 33, 6; Salmo 147,3; Juan 11,4 y
hechos 3, 5-8. Es claro para nosotros los creyentes que para
Dios nada es imposible. Él es un Dios de poder pero hay una condición, creer en
el poder de su Palabra.
Oremos:
Amado
Dios pongo en tus manos a todas las personas enfermas. Unimos nuestra
oración a la de esos hermanos para que hagas tu obre Señor,.
Bendito y alabados ea tu nombre por siempre,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tus comentarios sobre los temas publicados aquí son muy importantes para nosotros, de antemano gracias por escribir.