Dentro del acompañamiento a personas
que han sido descubiertas en su
infidelidad y que hoy se esfuerzan por recuperar la confianza de su pareja, me he encontrado con muchos que de manera
hasta descarada se expresan en los términos con los que se da título a
esta reflexión: “quiero ser fiel a mi pareja pero no puedo,” también esta: “amo
a mi esposa y a mi familia, pero también quiero a la otra”; ó esta, “ Quiero
ser fiel, pero es que la otra está muy buena, si usted la conociera me daría
la razón” ó esta perla. Mi esposa me
descubrió por un error mío, en la próxima seré más precavido.” Expresiones
algunas muy machistas y otras que tratan de justificar la infidelidad, incluso algunas que tratan de
reducir la importancia del efecto provocado en el otro.
Para comenzar debo decir con claridad, que el único tercero admisible entre el esposo y
la esposa es Dios. Insisto, nadie más; eso es lo primero. Vivimos en un entorno
socio cultural en donde la bigamia no se
admite. Si usted quiere ser bígamo, nació
en la parte del mundo equivocada, eso aplica en las culturas del medio oriente,
NO en Occidente. En esta parte del mundo, una persona sana mentalmente y que conozca nuestros valores no es infiel ni acepta que su pareja lo sea. Ahora bien, nada
justifica la infidelidad. Si tu
preocupación es que no te puedes controlar, que no puedes dejar de ser infiel, de
eso hablaremos en estas dos entregas. Pero es clave iniciar dejando ese aspecto
claro. La infidelidad no es admisible. Sé que desde Estados Unidos algunos sectores están promoviendo el modelo de intercambio de parejas, o parejas múltiples, pero insisto una persona sana mentalmente no acepta estos modelos, que en el fondo surgen por la euforia que provoca el consumo de la droga y el licor.
La infidelidad
es un golpe muy duro en contra de la relación matrimonial. Los efectos son
comparables a los que provoca la explosión de una inmensa bomba
a la base de un edificio. Cuando se da la explosión, si el edificio ha
sido bien construido sobre columnas fuertes, aunque toda la
estructura se agriete, los muros se caigan y se esparzan escombros por todos
lados, este no se derrumba. Costará recursos y mucho tiempo reparar los daños, para volver a ser como antes pero el edificio se mantendrá; lo
contrario sucede cuando las columnas son frágiles por la calidad del material,
cuando sucede la explosión se cuartea el edificio,
se derrumban algunos muros y todo el
edificio se cae. En estas condiciones el edificio como tal no se salva, habría que construir un
nuevo edificio iniciando desde cero.
En el matrimonio sucede lo mismo, una relación de pareja
construida sobre la roca firme que
es Dios y sostenido sobre las columnas de la fe, el amor, la verdad, la confianza, el
dialogo, el respeto y la admiración del otro etc, cuando se presenta alguna situación
fuerte y que pueda poner en riesgo la estabilidad
del matrimonio, el edificio del matrimonio se tambaleará, se
agrietara, se volverá ruinoso, trágico, feo pero se puede reconstruir. Si usted es de los que ha provocado dolor a su pareja porque no ha podido romper con la infidelidad, se estará preguntando ¿Cómo hacer para dejar de
ser infiel y evitar que esa bomba explote o siga explotando en nuestro edificio matrimonial?
Te animo a que leas la segunda y última parte
de éste documento.
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