CONFLICTOS DE PAREJA, PAPEL DE LA FAMILIA.

Como dice   Rubén Blades en una de sus canciones  “ Sólo quien tiene hijos entiende que el deber de un padre no acaba jamás  que a pesar  de los problemas, familia es familia  y cariño es cariño.”     Eso lo tenemos claro  todos aquellos quienes tenemos la fortuna de haber sido bendecidos por Dios a través de la existencia de nuestros hijos.  Claro está que la letra de esta melodía no invita, para nada, a generar dependencias  ni afectivas, ni  económicas de hijos a padres ni de padres a hijos. Nuestro papel es darle  herramientas  e influir en ellos lo suficiente mientras son niños y adolescentes de manera que,   al crecer, puedan volar, puedan independizarse en todos los aspectos  y  puedan construir su proyecto de vida, ojalá en un lugar distinto  a su casa de familia.

Nuestra mayor alegría y satisfacción como padres es ver que nuestros hijos, a través de sus esfuerzos, sus iniciativas, sus búsquedas constantes de mejores posibilidades, son capaces de luchar  por alcanzar    metas más altas de las que nosotros como padres hemos podido alcanzar en la vida y nuestra mayor frustración es verlos  que, a pesar de su talento, sus capacidades y su formación, arruinan sus vidas con decisiones equivocadas, o simplemente  no sueñan, no se esfuerzan,  no se  abren camino sino que hay que empujarlos  para que pongan a producir toda su potencialidad,  puesto que de no hacerlo se quedan  atascados. No es sano empujar  siempre  para  que se puedan desplazar, porque nuestras fuerzan se agotan, lo ideal  es que avancen solos, y si  lo permiten, a través de nuestra experiencia   ayudarles  a tener control de ese  desplazamiento, solo cuando nos piden consejos o una opinión.

En el caso que nos ocupa. ¿Qué puedes hacer cuando ves  que tu hija o tu hijo se ha peleado con su novia  o novio en tu propia casa?

Lo primero es evitar, en lo posible,   que algún miembro de la familia se meta en la discusión mientras esta se desarrolla. Y no es sano hacerlo en ese momento porque los ánimos están caldeados  y además porque el papel de la familia, no será imparcial. Cada familia va a proteger a los suyos.

Segundo, después de la situación deje transcurrir un par de días, ó incluso una semana  y convoque tanto a su hija como a su novio a una reunión para hablar de la situación presentada en su casa.  Antes  haga consciente a su hija de  que no va  a permitir que  en su hogar  se repitan  discusiones con su novio y que  además necesita que  hable con su  pareja para que  venga a  ofrecer disculpas  por la situación presentada en su casa.  Si el joven valora y respeta a su hija, asistirá a dicha reunión, de lo contrario no  asistirá.

Tercero, aunque usted tenga  claro lo que va a decir, durante la reunión  en la que deben estar ambos, respire profundo, mantenga la calma y  escuche primero a la contraparte.   Quien se equivoca debe hablar, por eso exprésele  que quiere escucharle primero.

Cuarto, al terminar su interlocutor tome la palabra, diríjase a ambos  y hágalos conscientes de  cuatro cosas muy puntuales:

a.- Que tomen conciencia de que el noviazgo es   una etapa de conocimiento mutuo en donde es normal que haya diferencias, porque han tenido educación distinta y es posible que, lo que a uno le parezca normal y sano al otro no. En esta etapa del noviazgo,  debe darse esta acomodación, por decirlo de alguna manera.

b.- Que cada uno, por separado, en espacios y tiempos distintos,  haga  una evaluación objetiva, clara, sincera para determinar si la persona  que tienen al frente es con quien  quieren construir un proyecto de vida sólido y juntos  hacia el  futuro.

c.- Si la respuesta es positiva, ambos deben esforzarse por poner de su parte para generar confianza mutua. Cada quien debe darle a la otra persona la tranquilidad de que su amor será exclusivo, es decir no habrán terceras personas. Deberán trabajar mutuamente por mejorar aquellas actitudes que hacen daño  a la relación, por ejemplo: las mentiras, la impuntualidad, los celos, la grosería, el control excesivo.  Deben fortalecer la comunicación, es decir, la puesta en común de las cosas que les inquietan y les interese a ambos.Deben aprender a respetarse. Deben desterrar de sus vidas las ofensas  y el maltrato físico y verbal.

d.- Ayúdeles a tener claro que cada uno tiene o tendrá  sueños y metas profesionales por alcanzar y por las que luchar todos los días y además   que esas metas  no se pueden truncar por las actitudes posesivas y dominantes del otro.  Si a ella a  ella o él le va bien en su trabajo, en su profesión, en sus proyectos, ambos  van a ser  bendecidos por esos logros  en caso de que llegue a formalizarse una convivencia en pareja.

Quinto, deje claro delante de ambos, antes ya se lo había dicho a ella sola, que no acepta, bajo ninguna circunstancia   que en su casa, ni en la casa de su yerno o yerna, se vuelvan a presentar  discusiones o algo por el estilo. Los hogares de cada uno no pueden ser convertidos en campos de batallas para dirimir sus conflictos.  Estos deben tratados, conversados y resueltos sólo por ellos. La intromisión de otros miembros de la familia no  ayuda a avanzar en la relación.

Sexto, deje constancia que acepta las decisiones que  tomen y que jamás va a mediar  para que terminen o continúen con su relación, ya que esta es una decisión que sólo les compete a ellos  y usted acepta la tomen.

Si las circunstancias lo permiten, antes de cerrar la reunión  haga un momento de oración para que el Señor tome el control de la vida estos jóvenes y los ayude  en las situaciones que tengan.