lunes, 15 de abril de 2013

¿CÓMO EVITAR SERLE INFIEL A TU PAREJA?


Creo  en la vigencia del matrimonio. Creo que es posible conformar parejas en las que se viva el amor exclusivo, es decir solo el uno para el otro sin que haya la intromisión de terceras personas. Creo que es posible que las  parejas se amen  para siempre y luchen juntas para construir su espacio de realización.  Creo que el hombre y la mujer  de hoy   se realizan  como padres y como esposos de manera  plena en la medida en que sean capaces de conformar relaciones de pareja estables. Creo que una buena educación para los hijos se logra en la medida en que como padres, proyecten estabilidad  afectiva y emocional en su relación de pareja. Creo en el matrimonio construido a  partir de la decisión de ambos de permanecer juntos para siempre. Creo que cuando hay decisión por salvar la relación es posible que en ambos miembros reaparezca el amor  y las ilusiones  que existían en el momento en que decidieron unir sus vidas. Creo que es posible  que  ambos sanen las heridas   y se den una nueva oportunidad. Creo que cuando uno de los integrantes de la pareja se ha equivocado  merece una nueva oportunidad siempre y cuando asuma la decisión de no volver a fallar  y además, haga todo lo posible por resarcir el daño causado. Creo que, aunque pasen los años,  y las fuerzas físicas  ya no sean las mismas, es posible desear la compañía y   el contacto físico de la pareja.  Creo que, aún en la ancianidad, además de desear la presencia de la pareja, se  disfruta de manera plena el  entrar  contacto físico  con ella.  Creo que alguien que sea ofensivo, violento, vulgar con su pareja  puede, impulsado por la fuerza del amor, renunciar a  esas actitudes  y reemplazarlas por palabras que unan, que acerquen y fortalezcan la relación.  Creo que si  tu relación no funciona hoy y  juntos toman la decisión de hacer lo posible por mejorar   así va a ser. Creo que si la infidelidad  ha comenzado a tocar a alguno de los integrantes de la pareja desde hoy pueden romper en aras de salvar  el matrimonio.

Creo que si tomas las siguientes precauciones  jamás caerás en la infidelidad:

Evita pasar tiempo innecesario con alguien del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en el gimnasio, elige mejor a alguien del mismo sexo que tú. 
Si un día te das cuenta de que estás compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre ti y tu matrimonio que no ha compartido con tu esposo o que no lo haría, eso es una señal de alerta. Un lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede hacer mucho daño a la relación. 

Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes. Haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.
No seas inocente. La mayor parte de la gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que cruza la línea de la fidelidad.

Los matrimonios fuertes se consiguen pasando tiempo junto, riendo juntos, jugando juntos. Si no tienes citas con tu pareja, planea ya citas para los meses que vienen y haz que pasar tiempo juntos sea una prioridad.

Si todo el día estás pensando en los fallos de tu cónyuge, si el tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te atraiga. Haz una lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente te atrajeron de tu pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye las críticas. 


Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. No es sano comparar a tu pareja con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las tres de la mañana, cuadrar cuentas, etc. 

 Buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesta a presentar batalla, es un primer paso de fuerza. Un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero, etc... te darán una perspectiva serena, valiosa, para establecer nuevas estrategias para proteger o defender o reconstruir tu matrimonio. 

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