domingo, 1 de abril de 2018

REGALO DE UN MORIBUNDO


I

Mientras su cuerpo colgaba doloroso del madero
Juan y al lado María  con el alma desgarrada lo contemplaban
y sabiendo que muy pronto su alma se uniría a Dios en el cielo
Con amor  profundo pronunció estas palabras.

II

Mujer ahí tienes a tu hijo
Luego dijo al discípulo: “Hijo ahí tienes a  tu madre.”
La hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena fueron testigos.
Por lo tanto de ese acto de entrega, duda no cabe.

III

Los ardientes rallos como carbón encendido   quemaban su piel
Sus labios cuarteados y resecos por la sed
En vez de agua ante su clamor recibieron vinagre
Así pagó  el hombre a aquel que hasta el final a Dios fue fiel.

IV

El moribundo bebió el Vinagre y dijo, todo está cumplido  y expiró.
El llanto de María  y de sus acompañantes con el ruido de los soldados fue silenciado
Se sortearon su vestidura y  con lanza atravesaron su costado.
Ahí yace solo, desnudo, maltratado y herido el que por nuestros pecados murió.

V

Partió físicamente de en medio de todos.
Pero antes de irse nos dejó un regalo.
Nos dio  a su madre para que mientras Él vuelva no estemos solos.
A ella la acogemos con cariño y le damos gracias por aceptar y permanecer a nuestro lado.




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