viernes, 14 de diciembre de 2012

A MI ABUELA


A través de esta reflexión quiero destacar   el papel de las abuelas, y al hacerlo, pienso en la mía, en Guillermina que significó para mí muchas cosas buenas.  Quiero decirle a las abuelas   que aunque se  que  cuando llegan a desempeñar este papel a muy temprana edad no les gusta que les llamen así, abuelas,   por aquello del manejo de la edad  que es para algunas mujeres casi que un secreto de Estado, éste es un don preciado que les ha concedido Dios y que por lo tanto han de disfrutarlo de manera plena, con alegría, con entrega, con pasión, con dedicación.

 El haber recorrido el camino que las llevó a desempeñar éste papel de abuelas, les da autoridad, les da claridad mental en la toma de algunas decisiones, les brinda la posibilidad de orientar en la educación de sus nietos sin comprometerse de manera plena porque ese es papel de sus hijos.   Sé que ustedes se han preguntando muchas veces cómo ser mejores abuelas, ¿Cómo ayudar en la crianza y en la educación de los hijos de sus hijos? ¿Cómo aportarle a ese ser humano que está en crecimiento todos los elementos y las condiciones necesarias para que crezca sano, siendo un líder y al mismo tiempo con la entereza de carácter para no dejarse seducir por los placeres del mundo? Esa es la pregunta que   ustedes muchas veces se han realizado.  Ante estas preguntas, tengo una respuesta clara, para usted ayudar  en la educación plena de sus nietos, el mejor camino es dejar que sus hijos  cumplan el papel de padres, esa es la primero actitud. Los abuelos no están para criar nietos, esa es responsabilidad de sus padres, salvo algunas excepciones, por ejemplo cuando el hijo  ha caído enfermo o ha fallecido, o en circunstancias  especiales, pero los hijos, insisto debes ser criados y educados por sus padres, los abuelos son meros acompañantes y porque no decirle un poco hasta lejanos del proceso de formación de la nueva criatura. Esto tiene sentido. Si un niño, aun teniendo a sus padres jóvenes y plenas capacidades mentales,     ve que  quien lo está criando es su abuela,  se confunde   en la comprensión de los roles que le corresponde a cada quien  y al crecer termina replicando un patrón de conducta equivocado. Además los abuelos,  no están ya para esos trotes, no están ya para esas preocupaciones  aunque sean jóvenes, es un camino recorrido y que ahora deben recorrer los otros.  En muchos hogares  no esta claramente definida la figura materna y paterna por la injerencia de los abuelos y esto no está bien.  Los padres  padres deben ser   y los abuelo, abuelos deben ser y punto. Los abuelos no pueden desempeñarse como padres, aunque puedan, no deben, insisto salvo algunas excepciones.

Les decía que al hablar de éste tema pensaba en mi abuela Guillermina porque fue eso, una abuela. Consejera, autodidacta, cargada de historias y de anécdotas. Me  gustaba escucharla porque ante cada situación siempre tenía una gran  historia que contar. Lo hacía con tanto detalle que me hacia imaginar    una película con sus cuentos y   era muy feliz a su lado.  A ella, que vivía en San Pedro, la visitaba  algunos fines de semana y  durante la temporada de vacaciones.  Me corregía, me enseñaba, si me equivocaba me regañaba,   me amaba inmensamente y   yo   a ella también, pero terminado el tiempo de descanso me despachaba para mi casa a   continuar la vida al lado de los míos. Eso me permitió amarla más, hasta el punto que cada vez que pienso en ella  vienen hermosos recuerdos a mi memoria. Por lo que ella representó para mí, sé lo que pesa y lo que valen las abuelas de nuestro tiempo. Quiero   darles las gracias a todas por su entrega, por su cariño, por sus servicios y al mismo tiempo porque ayudaron en  la formación de esas personas que  me dieron la vida, mis padres.


ORACIÓN POR LOS ABUELOS


Amado Dios, bendice a todos los abuelos del mundo, a los que están enfermos sánalos, a los que están tristes dale la alegría, a los que se sienten solos sé Tu su compañía. Permite que siempre  experimenten tu compañía y tu amor. Que nada ni nadie les haga daño, que nadie los desprecie, que nadie los considera una carga y que su experiencia sea valorada, sea tenida en cuenta y sea conservada para el bienestar de la familia. Permite igualmente buen Dios que ellos descubran y disfruten ese papel que tu le has encomendado, el papel de orientar, de ser luz y guía  con la prudencia y la sabiduría que le has dado por  el paso de los años, sin querer reemplazar a sus hijos.   Bendice a los  todos los abuelos  ahora y siempre, amen.

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