lunes, 4 de marzo de 2013

¿HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE? ¿SERÁ POSIBLE? Parte 2


El vivir desde adolescente  en otros ambientes familiares, distintos a los míos, con mayor estabilidad,cosa que no pasaba en el matrimonio de  mis padres,   me sirvieron para  descubrir que sí era posible  construir  buenas relaciones de pareja.  Como lo he dicho, a  muy corta edad conocí y viví experiencias cercanas, unas muy hostiles y  las que no se debía replicar y   por otro lado también conocí de cerca  experiencias de mayor armonía y estabilidad. Ambas experiencias influyeron notoriamente en lo que sería mi toma de decisiones hacia el futuro  en el plano matrimonial.

Retomo el ejemplo de la pareja que he admirado por su madurez, por su carácter, y por el compromiso decidido de  poner en el primer lugar  su unión. Debo decir además que llevaban una vida sacramental. Compartían la Palabra de Dios y Vivían momentos de oración  fuertes. La pareja  a la que me  refiero que es el caso de cientos de parejas creyentes, vivían una experiencia sacramental  comenzando  por el  matrimonio, pero además  leían la palabra y hacían oración.   

Algunos matrimonios   quieren tener estabilidad en su relación, quieren  encontrar la felicidad y muchas bendiciones  pero no han invitado al dador de esas bendiciones, a Dios, porque  viven en unión libre, no oran   y ni siquiera conocen la biblia.  Considero que las bendiciones el ser humano  las conquista, el ser humano las busca, las lucha todos los días,  y  para ello hace lo  que es  correcto. Si quiero vivir en bendiciones, si quiero recibir bendiciones de parte el Señor, debo actuar de manera correcta y no sola actuar correctamente si no cumplir las reglas que se nos mandan como creyentes. ¿Quieres recibir bendición? La clave, el camino correcto para recibir esas bendiciones es vivir en bendición.   

Hoy  hago un llamado a las parejas jóvenes y que viven en unión libre: permitan que el Señor llegue a bendecir esa relación, inviten al Señor a su casa, a su familia, abran las puertas de su corazón para que Jesús venga a llenar de paz y de prosperidad su vida y todos lo que ustedes realizan. Cuando unen sus vidas  a  través del matrimonio, están invitando al    personaje más importante a su relación, a Jesús. De ahí en adelante, tangan la certeza que vendrán bendiciones inigualables  a sus vidas, llegará no por arte de magia, llegarán porque  ustedes las propician, porque ustedes deciden invitarlo a casa  y sobre todo porque, al invitarlo a casa,  hacen posible que tome el control de cada una de sus decisiones, que tome el control de sus emociones, de sus sentimientos.  Mis amigos sabían que  Dios era el más importante y   al ser el más importante, so sólo le dedicaban tiempo para estar con Él, en la casa, en su alcoba, en la iglesia, si no que lo invitaban aún en los momentos de dificultades, en los momentos en los que  tenían problemas y  con  la ayuda de El salían fortalecidos.   Si hay algo que he aprendido a lo largo de mis 27 años de vida matrimonial es que cada momento difícil que he vivido  al lado de mi pareja, nos ha permitido estar más unidos, nos ha permitido encontrarles juntos una solución, nos ha permitido ratificar lo que dice      Eclesiástico 2, que, así, como  la calidad del buen oro, se prueba en el fuego, el valor y la entereza de los creyentes se prueba en las adversidades.

Ten la certeza de que si  le abres el corazón a Dios,   esa frase que pronunció  el sacerdote en el altar, y que estaba dirigida a ustedes como pareja: "los declaro marido y mujer, hasta que la muerte los separe", sí será posible. Bendiciones. 

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