domingo, 24 de noviembre de 2013

¿CÓMO FORMAR A NUESTROS HIJOS DE MANERA CORRECTA?

Presento algunos criterios  que considero fundamental para  formar hijos que sean capaces de aportar  a la construcción de una  mejor sociedad.

Educación desde el amor.-  Si hay un elemento que contribuye positivamente en la adecuada formación de nuestros hijos, es precisamente nuestra capacidad de amarlos y la cual se da través de nuestras manifestaciones de ternura, nuestra presencia real y efectiva, nuestra atención oportuna, en los momentos en que más  necesiten de nosotros.  Nuestro papel de padres, debe ayudarnos a  hacerle entender a nuestros hijos que pase lo que pase, vamos a estar allí a su lado, amándolos porque forman parte de nuestra vida. El amor   que se manifiesta con acciones concretas y nuestra compañía, les da seguridad. Es urgente que como padres descubramos y valoremos la importancia de estar cerca de nuestros hijos durante los primeros años de vida, época en que quieren sentirnos a su lado, el hacerlo les da seguridad y confianza.

Educar desde y para la autonomía.- Educar desde la autonomía significa que los padres por un lado, deben dar ejemplo de autonomía e independencia, creciendo como parejas  sin depender de otros, sin estar ligado a los otros, especialmente la familia y sin esperar que sean los otros los que influyan y determinen sus decisiones. Hemos insistido en que la principal orientación que se la da a un niño es  con la vida  que llevamos como padres  y como parejas. Ellos  en la primera edad tienen  a tomas nuestra vida como un modelo a  seguir y aunque cuando lleguen a la adolescencia consideren que ellos hubieran hecho mejor las cosas que nosotros  en el fondo llevan ese modelo de aprendizaje recibido directamente en el hogar.

Algunas familias viven aglutinadas con otras familias en una misma casa que pertenece por ejemplo a  varios hermanos.  Si hay cuatro habitaciones, hay hasta cuatro hogares conformados, cada uno en un rincón pequeño, y todo por el interés de estar apegados a una migaja de herencia. Estos aglutinamientos hacen que todos influyan en la vida de todos y al final terminamos  cediendo ante los comentarios de los demás.  Cada familia debe luchar por tener su propio espacio, su propio techo para ser libres e independientes. 

Por otro lado, educar  en la autonomía,   igualmente significa que desde temprana edad hay que permitir que el niño tome sus propias decisiones, para qu vaya desarrollando su capacidad reflexiva y analítica.

Educar desde y para la responsabilidad.-  Para educar desde la responsabilidad   hay que ser responsables,  hay que vivir responsablemente, defendiendo la verdad y cumpliendo con todos los compromisos que hemos adquirido en la vida. De la misma manera hay que ayudar a que los niños también sean responsables de las decisiones que tomen.   La responsabilidad es la capacidad de hacer lo que me corresponde hacer y hacerlo bien dentro del tiempo que corresponda.  Debemos ayudarles  a  ser responsables en todos los niveles, con su vida,  con su familia, con sus amigos, con sus estudios. Con su salud etc.

Educar desde  y para el respeto.-   Esto implica  ayudarle al niño a que comprenda que todas las actuaciones tienen su límite  y que cuando sobrepasamos esos límites, atentamos contra nuestra dignidad  y también contra la dignidad de los demás.   Yo puedo hacer lo que quiera, apoyado en mi libertad, pero  eso que haga está permitido hasta tanto    no afecte a los demás ni a nosotros mismos  en ningún campo de la vida.

 Igual que los principios anteriores, el respeto también se aprende en casa. Una pareja abusadora, ofensiva, vulgar e imprudente, lo mas seguro es que se constituye en modelo para que su hijo actúa de la misma manera. Por consiguiente no va a tener autoridad para exigir un buen comportamiento a sus hijos, cuando el o ella han sido incapaces de   transmitir algunas señas que vayan en sintonía con lo que dicen sus palabras.

 El respeto hay que promoverlo en varias dimensiones, en principio respeto a la autoridad de los padres. Es inaceptable permitir la insubordinación de los niños, mientras están en su etapa de formación. A ellos le merecen obediencia, sin pretender esclavizarlos, claro está pero esta es la primera autoridad a la que se enfrentan en la vida. También respeto al resto de la familia, respeto a los amigos, a las autoridades y por supuesto respeto por los signos que representan a nuestra ciudad y el País. Repetimos todo los   aprendizajes del hogar, marcan la vida del individuo por siempre, y si en algunos de estos aspectos, los padres no somos consecuentes, hemos dado pie para que no hagan lo correcto.,

Educar desde y para  La libertad.-  Dice la Biblia que Jesús no estaría siempre con sus discípulos, aunque les daría el Espíritu Santo. Ellos tenían la libertad de elegir el camino ancho, que es el que conduce al pecado, a los placeres y a la perdición o elegir el camino estrecho, que es que conduce a la vida eterna. Es decir, les daba libertad de elegir.  También nosotros debemos darles ciertas libertades a nuestros hijos. La libertad los hace responsables y la responsabilidad regula su libertad.  

Hay que tener en cuenta que  la libertad que le ofrezcamos, ha de ser controlada siempre. Es decir, no es que los soltemos del todo. A temprana edad podemos  guiarlos  acompañarlos y también soltarlos. Pero al soltarlos  hay  que estar actuando como centinelas para no  tener mayores dificultades en el futuro. Educar en la libertad y desde la liberta, es como caminar por senderos estrechos. Hay hacerlo despacio, pero tomando todas las medidas de prevención necesarias para evitar salirnos de lo correcto.

Aunque la libertad y la autonomía van ligadas, una no depende  de la otra. La autonomía es la capacidad de hacer algo porque se posen los medios y la forma de  hacerlo sin depender de los demás. La libertad es la capacidad de hacer eso cuando yo quiera en el tiempo y como lo quiera hacer.

Potencialización de sus cualidades.-   Como es lógico, los padres deben estar atentos para  descubrir a temprana edad cuáles son esos talentos  naturales que tienen nuestros hijos y una vez identificados  hay que potencializarlas.  Cada quien nace con sus propias capacidades artísticas, matemáticas, comunicacionales, humanísticas, idiomas o el deporte en cualquiera que sea su expresión, una vez identificadas, tenemos que ayudarles a que la desarrollen al máximo para su bienestar, para su crecimiento personal  y para su felicidad.  Esta trabajo de identificación se puede lograr en casa, o manteniendo una comunicación muy cercana con los formadores en su colegio. Los grandes artistas, los grandes deportistas de nuestro tiempo, fueron promovidos desde su infancia, ya que es la eta de su desarrollo en el que se tiene mayor capacidad de asimilar la información que nos ayude a mejorar esos talentos.   

Educar desde el ejemplo.- La palabra convence pero el ejemplo arrastra,  dice un refrán que es muy válido. Aunque me vuelva reiterativo en este tema, lo vuelvo a hacer con el ánimo de que lo tengamos siempre presente. El ejemplo, es la mejor manera de educar a nuestros hijos. Ojala que el ejemplo que de nuestros lectores sea para bien. Es el ejemplo el que lleva a los hijos a identificarse o no con determinados  patrones de comportamientos que encuentre en la sociedad.

Educar desde la fe y para la fe.-  No podemos pasar por alto la experiencia de Dios. La fe, es lo que “hace auténticamente humano al hombre”. Con ella nos diferenciamos de los seres irracionales  y nos acercamos a Dios. La fe también se transmite con la vida. Si somos orantes, si disfrutamos la eucaristía, si creemos en Dios y vivimos  a la manera de Dios, por consiguiente tenemos que transmitir el amor de Dios. El,     es el único   que nos da la felicidad que no se agota.

Y es necesario tener en cuenta que a Dios no se enseña desde la academia  a Dios se vive. Es esa vivencia de Dios la que hace que el ser humano  sea instrumento de paz y de bendición   para las demás personas. A Dios se transmite   a partir del gozo y de la seguridad  que el da nuestro corazón, a nuestra vida. Educamos desde la fe cuando vivimos la fe, cuando los padres dejan translucir con sus palabras    y acciones que se aman, que se necesita  que se perdonan  y sobre todo que necesitan al Señor.  Es decir que se transmite la fe, cuando en el hogar, se experimenta una relación de cercanía con el Señor  quien no abandona a su pueblo.

Los hijos que crecen en estos ambientes, cuando sean adultos, también querrán que sus hijos experimenten  lo que ellos vivieron durante sus primeros años de vida, la experiencia de ser padres, es única,  y a quienes Dios nos da esa gracia, les permite prolongarse en la historia. Por eso valdría la pena que nos preguntemos: ¿de qué manera nos estamos prolongando en al historia? y ¿Qué   querrán contar mañana  nuestro hijos sobre lo que significamos para ellos?


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