A
través de esta reflexión quiero destacar
el papel de las abuelas, y al hacerlo, pienso en la mía, en Guillermina que
significó para mí muchas cosas buenas. Quiero
decirle a las abuelas que aunque se
que cuando llegan a desempeñar
este papel a muy temprana edad no les gusta que les llamen así, abuelas, por aquello del manejo de la edad que es para algunas mujeres casi que un secreto
de Estado, éste es un don preciado que les ha concedido Dios y que por lo tanto
han de disfrutarlo de manera plena, con alegría, con entrega, con pasión, con
dedicación.
El haber recorrido el camino que las llevó a
desempeñar éste papel de abuelas, les da autoridad, les da claridad mental en
la toma de algunas decisiones, les brinda la posibilidad de orientar en la
educación de sus nietos sin comprometerse de manera plena porque ese es papel
de sus hijos. Sé que ustedes se han preguntando muchas veces
cómo ser mejores abuelas, ¿Cómo ayudar en la crianza y en la educación de los
hijos de sus hijos? ¿Cómo aportarle a ese ser humano que está en crecimiento
todos los elementos y las condiciones necesarias para que crezca sano, siendo un
líder y al mismo tiempo con la entereza de carácter para no dejarse seducir por
los placeres del mundo? Esa es la pregunta que
ustedes muchas veces se han realizado. Ante estas preguntas, tengo una respuesta clara, para usted
ayudar en la educación plena de sus
nietos, el mejor camino es dejar que sus hijos
cumplan el papel de padres, esa es la primero actitud. Los abuelos no
están para criar nietos, esa es responsabilidad de sus padres, salvo algunas excepciones,
por ejemplo cuando el hijo ha caído enfermo
o ha fallecido, o en circunstancias
especiales, pero los hijos, insisto debes ser criados y educados por sus
padres, los abuelos son meros acompañantes y porque no decirle un poco hasta
lejanos del proceso de formación de la nueva criatura. Esto tiene sentido. Si
un niño, aun teniendo a sus padres jóvenes y plenas capacidades mentales, ve que
quien lo está criando es su abuela,
se confunde en la comprensión de
los roles que le corresponde a cada quien
y al crecer termina replicando un patrón de conducta equivocado. Además los
abuelos, no están ya para esos trotes,
no están ya para esas preocupaciones
aunque sean jóvenes, es un camino recorrido y que ahora deben recorrer
los otros. En muchos hogares no esta claramente definida la figura materna
y paterna por la injerencia de los abuelos y esto no está bien. Los padres
padres deben ser y los abuelo,
abuelos deben ser y punto. Los abuelos no pueden desempeñarse como padres,
aunque puedan, no deben, insisto salvo algunas excepciones.
Les
decía que al hablar de éste tema pensaba en mi abuela Guillermina porque fue
eso, una abuela. Consejera, autodidacta, cargada de historias y de anécdotas. Me
gustaba escucharla porque ante cada
situación siempre tenía una gran
historia que contar. Lo hacía con tanto detalle que me hacia
imaginar una película con sus cuentos
y era muy feliz a su lado. A ella, que vivía en San Pedro, la visitaba algunos fines de semana y durante la temporada de vacaciones. Me corregía, me enseñaba, si me equivocaba me
regañaba, me amaba inmensamente y yo a
ella también, pero terminado el tiempo de descanso me despachaba para mi casa
a continuar la vida al lado de los
míos. Eso me permitió amarla más, hasta el punto que cada vez que pienso en
ella vienen hermosos recuerdos a mi
memoria. Por lo que ella representó para mí, sé lo que pesa y lo que valen las
abuelas de nuestro tiempo. Quiero darles
las gracias a todas por su entrega, por su cariño, por sus servicios y al mismo
tiempo porque ayudaron en la formación
de esas personas que me dieron la vida,
mis padres.
ORACIÓN POR LOS ABUELOS
Amado
Dios, bendice a todos los abuelos del mundo, a los que están enfermos sánalos,
a los que están tristes dale la alegría, a los que se sienten solos sé Tu su
compañía. Permite que siempre experimenten tu compañía y tu amor. Que nada
ni nadie les haga daño, que nadie los desprecie, que nadie los considera una
carga y que su experiencia sea valorada, sea tenida en cuenta y sea conservada
para el bienestar de la familia. Permite igualmente buen Dios que ellos descubran y disfruten ese
papel que tu le has encomendado, el papel de orientar, de ser luz y guía con la prudencia y la sabiduría que le has
dado por el paso de los años, sin querer reemplazar a sus hijos. Bendice a los todos los abuelos ahora y siempre, amen.
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