Algunas veces nos hemos sentido
cargados, tensos, agobiados por las múltiples situaciones que debemos enfrentar en el día a día. El
estrés en el trabajo, la búsqueda de nuevas posibilidades para alcanzar nuestra
realización personal, la incomprensión,
los conflictos familiares ó porque el
dinero no alcanza para cumplir los compromisos. Estas y otras experiencias a
las que tenemos que enfrenarnos en el día a día pueden llegar al punto de
asfixiarnos y si no hacemos algo para
liberar esas tensiones nos vamos a bloquear mentalmente.
Los
expertos en los manejos de estas situaciones presentan muchas posibilidades
para superar estos momentos de tensión y de stress, sin embargo hoy
particularmente me quedaré con dos: expresar
lo que se siente y hacer ejercicio físico. Expresar lo que se siente y se
lleva por dentro es una de las terapias
más liberadoras que tenemos a nuestro alcance. El sólo hablar, el compartir con alguien nuestras
preocupaciones es como vaciar en la caneca de
basura el contenido de algún recipiente que está lleno, te descargas, te
vuelves liviano. Ese es el primer papel de los orientadores, permitir que la persona que cuenta sus penas, sientan que hay alguien dispuesto a acoger esas
preocupaciones que le hacen sentir pesada
o pesado para ayudarla a cargar
baterías.
Por otro lado el ejercicio físico, además de
ser bueno para la salud, porque
tonifica y fortalece los órganos y los músculos, se convierten en la
principal bomba de escape de esas tensiones. Obviamente en el primer caso debes saber a quién
le abres tu corazón, en este sentido hay que ser asertivo a la hora de buscar con quien compartir
nuestras intimidades. A nivel personal
el utilizar estas alternativas ha sido de
gran bendición para mi vida, y como me ha funcionado las valoro y las promuevo.
Oración
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