domingo, 2 de marzo de 2014

MANEJO DE LA ECONOMÍA FAMILIAR.



Es  común encontrar personas que se quejan porque el dinero no   alcanza. Por más recursos que ingresen a la economía del hogar siempre falta algo más para satisfacer las necesidades del grupo. Por lo tanto, en la relación de pareja, el manejo adecuado  de los recursos económicos, garantizan en parte una convivencia armónica. Aunque las exigencias del  mundo contemporáneo ha lanzado a la mujer a  sumarse a la fuerza laboral,  y aquella que, por su instinto maternal o por la manera particular de concebir su papel dentro de la familia, decide quedarse en el hogar, educando a sus hijos, y dándole lo que más necesitan como es su presencia y su amor, es considerara como anticuada, conformista y sin futuro, en ambas posiciones que desempeñen ellas, quedarse en la casa o sumarse a la vida productiva, su papel es determinante en el manejo de las finanzas del hogar.

Para desarrollar este tema es necesario colocar sobre la mesa algunas preguntas ejes, que podrían ayudarnos a profundizar en nuestra reflexión.

¿Por qué el dinero no alcanza?  ¿Por el desempleo? ¿Porque no se gana igual que antes? Los gastos son más elevados? ¿Se depende de una fuente de ingreso? ¿No hay buena comunicación en la pareja a la hora de decidir qué comprar? Se es un comprador compulsivo o simplemente no se prioriza sino que el dinero se usa en cosas innecesarias?   ¿Quien maneja el dinero?  ¿Quién debería manejarlo? ¿Los hijos participan en las decisiones que se tomen en términos económicos? La opinión del otro es tenida en cuenta a la hora de decidir?   ¿Se utiliza  el dinero como arma de poder? ¿Se subyuga, se manipula al otro?

La primera pregunta que hay que resolver es ¿quien debe manejar  el dinero de la familia?  En las sociedades machistas de hace algunos poco años y  en algunos países, la respuesta era  bien clara, el dinero lo manejaba el hombre aunque  lo  “trabajara” o no. Lo coloco entre comillas porque en esas sociedades machistas la mujer aporta, más con su presencia, con sus consejos, con  su labor doméstica. El varón era el único que podía  tener dinero en el bolsillo y aquel esposo que hiciera lo contrario era considerado poco varonil. Se pensaba que la mujer era incapaz de administrar recursos por la poca visión del mundo y además porque no sabían invertir en algo útil y productivo, incluso incapaces de decidir sobre qué era verdaderamente necesario para el hogar, por lo tanto era el hombre quien gastaba, era el hombre quien decidía, era el quien en muchos casos despilfarraba  mientras ella padecía las necesidades de su hogar sin poder hacer nada. Son conocidos muchos testimonios en donde la mujer que recibía alguna herencia de parte de sus padres, estos recursos se le entregaba directamente al hombre para que decidiera qué hacer con ellos.

Retomo la pregunta. ¿Quien debe manejar el dinero?  Pareciera que como el hombre dio muestra de irresponsabilidad en el manejo de esos recursos, en el pasado, ahora le toca a la mujer revindicarse   y asumir el control? A  decir verdad,  el debate no se debe centrar en quien debe manejarlo. Si se  plantean y asumen algunas de esta alternativa es posible que la historia se repita a la inversa. Independientemente de quien aporta los recursos económicos que se lleva a casa, estos deben ser manejados por la pareja. Son ambos quienes, a partir de una toma de conciencia sobre sus responsabilidades como esposo o esposa o como padres, conversan sobre el temas, priorizan y toman decisiones. Ambos, por una razón sencilla, los dos constituyen una  unidad que es el  núcleo familiar, por lo tanto  a ambos les afecta positivamente o negativamente lo que ocurra con este núcleo. Es lógico que las decisiones que se tomen  en términos de nuevas adquisiciones  y el pago de compromisos, se hace  a partir de un presupuesto  en el que se registren los ingresos y egresos. Cuánto plata ingresó en la semana, la quincena y el mes? ¿Cuánto es lo que hay que cancelar y  por qué concepto? ¿Cuáles son las deudas de ella? y ¿Cuáles son las deudas de él? Ahora bien, se supone que las deudas  anteriores asumidas por cada uno, primero fue conversada con la pareja. Una vez hecho este ejercicio, en los primeros meses, lo más seguro es que te encuentre con que el dinero no va  a alcanzar para cancelar todo lo que se debe, por eso, el paso siguiente es elaborar una lista de prioridades,  es decir,  retallar cuáles son aquellos compromisos que definitivamente no dan espera y cuáles no.
                                  
Dentro del presupuesto que arma la pareja, si el monto  recibido lo permite, debe quedar estipulado una cifra pequeña para cada uno y el cual estará destinado a sus gastos personales, como transportes, o la adquisición de  algún elemento de uso personal. Cada uno debe saber desde el inicio si puede contar con algo propio. Este detalle es muy importante para no depender plenamente el otro a la hora de comprar un regalo, asistir alguna reunión con los compañeros de trabajo etc.

 Igualmente hay que destinar una pequeña cifra para la recreación. Como pareja y como familia deben romper con la monotonía del trabajo y los quehaceres del hogar. Hay que compartir en otros ambientes para despejar la mente, para reír, para conocer nuevas personas. Ahora bien, la recreación no es ni puede ser una prioridad, es una necesidad que da espera, por lo tanto los recursos destinados a satisfacer la  necesidad de la recreación no puede jamás desplazar por ejemplo el pago de la cuota del apartamento, el pago de servicios o la educación de los hijos. Hay personas que cuando  reciben algunos recursos primero se recrean,  primero despilfarran, y lo poco que queda es lo que llevan a la casa. Después se lamentan de que la plata no alcanza cuando en realidad  han sido irresponsables con el manejo de los recursos. Ninguna pareja está en la obligación de soportar este tipo de actitudes de su cónyuge.

Otro aspecto que es bien importante detallar aquí es cuánto dinero se va a destinar para el ahorro. Así como se destina una partida para el pago de tarjetas de crédito, servicios, educación, alimentación. Etc. Hay que separar algo para un ahorro programado, que es aquel que se hace de manera sistemática y disciplinada. La disciplina del ahorro es muy importante porque permitirá hacer nuevas inversiones, el inicio de un proyecto de mayor envergadura  ó  simplemente para contar con algún respaldo en los momentos de crisis e iniciar algún negocio que les garantice más independencia económica.

El ahorro es clave para  el fortalecimiento de la economía  familiar. Ninguna persona que trabaje puede decir que no alcanza  el dinero para ahorra. Así  sea un billete de menor denominación pero sí es posible el ahorro. La excusa de que el dinero no alcanza es un sofisma que lo utilizan para justificar, tal vez, otros errores que se  estén cometiendo en el manejo del patrimonio del hogar.  Tal vez  para lograrlo habrá que suspender  el consumo de esa cerveza con tus amigos los fines de semana,  a la costumbre mal sana de comprar lo que no se necesita para el hogar.  Ahorrar, ahorrar, ahorrar es la palabra que deben fijarse en su mente todas las parejas matrimoniales. Insisto pareja porque ambos deben asumir este reto como unidad que es. No tiene sentido que una de las dos personas se sacrifique para guardar algo, por ejemplo la esposa asumiendo el papel del hogar como una empleada doméstica y el otro malgaste de manera compulsiva. Es una tarea de ambos. Si asumen juntos éste compromiso, lo logran. Lo importante de esto es que se fijen metas en términos de cifras  alcanzadas y tiempo para  poder   medir los resultados.  Si ahorramos lo más seguro e que al término de un año, o seis meses se cuente con algo. Bueno cuanto hay, qué hacemos. Seguimos ahorrando? Pongámonos nuevas metas y luchemos por ellas.


Cuando han trabajado juntos  en esta etapa de toma de decisiones, el paso siguiente es iniciar el proceso de pagos y estos lo pueden hacer cualquiera de los dos. Seguro que no  va  a haber problema por esto. Las grandes discusiones por el manejo del dinero, se dan porque  una de los dos no es consultado, no es tenido en cuenta, no es informado,  porque se insiste en la errónea actitud de creer que el que lleva el dinero a la casa es el que tiene el poder. No es así, ya esta época pasó  y son ambos los que  tienen la responsabilidad de tener el control de todo lo que ocurre  con la familia

1 comentario:

  1. Estupendo artículo sobre el manejo de la economía familiar. No se deben centrar las decisiones en un único miembro de la familia sino en todos. Ya no solo los padres, se deben hacer partícipes a los hijos en cuanto tienen edad de entender y valorar los gastos y presupuestos de la familia. De esta forma se les enseña a valorar lo que se tiene.

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